¿Cómo influye el estado de ánimo en nuestra vida?
El estado de ánimo no es
una situación sentimental transitoria, sino que es una forma de ser y estar. Se
suele decir que tenemos un buen o mal estado de ánimo, pero la cadena de
sensaciones y sentimientos es mucho más compleja que eso.
El estado de ánimo sufre oscilaciones a lo largo del tiempo y, cuando estos cambios suceden dentro de unos límites que no generan problemas en la persona se habla de eutimia, es decir, un estado de ánimo normal. Cuando el estado anímico es anormalmente bajo se llama depresión. Cuando es anormalmente alto se llama hipomanía o manía. La alternancia de fases de depresión con fases de manía se llama trastorno afectivo bipolar.
¿Qué influye en nuestro estado de ánimo?
En el estado anímico
influyen múltiples factores “ambientales”, es decir, la situación personal
o profesional, el cansancio mental, el estrés, el malestar o el bienestar que
sienta esa persona. De hecho, según un estudio llevado a cabo por científicos del
Instituto Gulbenkian de Ciencia de Portugal y de la Universidad de Indiana en
EEUU, demostraron que existe un “estado de ánimo amoroso” asociado a
festividades religiosas y que tiene consecuencias en el número de nacimientos.
Es decir, en los países con cultura cristiana este estado anímico aumenta en
Navidad y, en los que tienen cultura musulmana, aumenta en las festividades de
Eid-al-Fitr y Eid-al-Adha (dos de las mayores festividades de los musulmanes).
Además, el estado anímico también influye en la toma de decisiones de las personas. Concretamente, los investigadores de la Universidad Complutense de Madrid comprobaron en 2016 que las personas extrovertidas que se sienten bien tratan de mejorar aún más su estado de ánimo, al contrario que las introvertidas que son más conformistas. Y que su estado de ánimo influía directamente en la toma de decisiones.
Nuestra propia voz
influye también en nuestro estado de ánimo, según comprobó un equipo dirigido
por Jean-Julien Aucouturier, del Centro Nacional para la Investigación
Científica de Francia. Este equipo de expertos creó una plataforma de audio
digital capaz de modificar el tono emocional de las voces en tiempo real, que
cambiaba las voces haciéndolas más risueñas, temerosas o tristes. Con este
aparato, pidieron a los participantes que leyeran un texto en voz alta y
modificaron su voz. Cuando el participante escuchaba su voz más risueña se
mostraba con el mismo estado de ánimo y así pasó con las voces modificadas para
que sonaran con miedo o tristeza.
Relación entre estado de ánimo y descanso
El sueño y el estado de
ánimo afectan a la sensación de «control» de los adultos mayores. Los
investigadores de psicología de la Universidad Estatal de Carolina del Norte
encontraron una relación entre el sueño (dormir bien), el estado de ánimo y el
estrés, y cómo éstos afectan a la medida en que los adultos mayores sienten que
tienen control sobre sus vidas.
De hecho, también se ha comprobado científicamente la relación entre la buena calidad del sueño y el buen humor con el incremento de la memoria de trabajo. Este tipo de memoria en funciones cognitivas como la inteligencia, la resolución creativa de problemas, el lenguaje y la planificación de acciones y desempeña un papel importante en cómo procesamos, usamos y recordamos la información.
De hecho, cuando estamos
“felices” tendemos a recordar más cosas que cuando estamos “tristes” y los
recuerdos que nos vienen a la mente siguen la estela de nuestro estado de ánimo,
es decir, recuerdos positivos o negativos, respectivamente.
Alimentación y estado de ánimo
¿Sabíais por qué el
hambre influye directamente en nuestro estado de ánimo? Seguramente muchos
hemos vivido esa sensación de impaciencia antes de comer cuando el hambre
aprieta o en el trabajo. Pues bien, según la universidad canadiense de Guelph
el motivo es la caída de glucosa que experimentamos.
Pero la relación entre la alimentación y nuestras emociones va más allá. Aunque ya sabemos que nuestro estado anímico hace que optemos por unos alimentos o por otros, es decir, si estamos de buen humor optamos por fruta en lugar de chocolates, o viceversa. Pero también se han centrado en dar respuesta al porqué. ¿Por qué cuando estamos de mal humor elegimos comida “basura” y cuando estamos de buen humor elegimos alimentos saludables? Según la investigación del laboratorio Cornell Food and Brand las personas con estados de ánimo positivos que eligen alimentos más saludables piensan más en los beneficios futuros para la salud que aquellos con estados de ánimo negativos, que se centran más en la recompensa inmediata y en la experiencia sensorial.
Aunque nos refugiemos en
el azúcar cuando estamos “depresivos”, éste no tiene un efecto positivo en
nuestra ánimo e incluso puede empeorarlo, según una investigación publicada en Neuroscience &
Biobehavioral Reviews. El azúcar según la revisión que llevaron a cabo de forma
conjunta expertos de la Universidad de Warwick, la Universidad Humboldt de
Berlín y de la Universidad de Lancaster, aumenta el cansancio y disminuye el
estado de alerta dentro de una hora después de su consumo.
Determinados complementos alimenticios también pueden contribuir al
mantenimiento del equilibrio del sistema nervioso y a mejorar nuestro estado de
ánimo.
Naturaleza y estado de ánimo
Según una nueva
investigación de la Universidad de Vermont (2019), las personas que viven cerca
de espacios verdes (parques, campos, montañas) de las ciudades tienen una
sensación más alta de bienestar y un estado de ánimo más positivo. Aunque el muestreo
de este estudio se ha centrado en la red social Twitter, y los investigadores
han querido dejar claro que no se trata de una representación de la sociedad,
han admitido que este análisis puede abrir nuevas posibilidades de
investigación.
Además, otro estudio
publicado en JAMA Psychiatry, sugiere que el aumento de la actividad
motora durante el día se asocia con un mejor estado de ánimo para las personas
sanas y, sobre todo, este efecto beneficioso fue aún más pronunciado para
un subconjunto de los sujetos del estudio que tenían trastorno bipolar. Así
que, queda comprobado, una vez más, cómo los paseos diarios y el ejercicio
físico hacen que tengamos mucha más energía y nuestro estado de ánimo
mejore.
Pero no solo tiene importancia caminar, sino cómo hacerlo. De hecho, según otra investigación publicada en el Journal of Behavior Therapy and Experimental, reflejó que los sujetos que fueron impulsados a caminar en un estilo más deprimido (es decir, con menos movimiento de brazos y hombros hacia adelante) experimentaron peores estados de ánimo que aquellos que fueron inducidos a caminar con una postura más “feliz”. A ambos grupos les dieron una lista con palabras positivas y negativas, luego les hicieron caminar en una cinta con uno de los dos tipos de posturas y más tardes les hicieron escribir en un papel las palabras que recordaban. Los que habían caminado con una postura depresiva recordaban más palabras negativas y al contrario con los que habían caminado con una actitud positiva.