Cómo sentirnos bien con nosotros mismos y no dejarnos manipular por los cánones de belleza
Vamos a definir los cánones de belleza para poder plantarles cara. Porque aquello que no responde a esos cánones, a pesar de todo, sigue siendo belleza. Porque, siendo la singularidad lo que nos define, ¿por qué concentramos nuestra atención en aquello en lo que nos iguala a los demás en lugar de hacerlo en lo que nos convierte en únicos?
En los cánones de belleza actuales se nos imponen seres perfectos que parecen ser eternamente jóvenes, aunque la mayoría de las veces, esta imagen ideal está hábilmente retocada por artistas de photoshop.
Debemos reconocer que la perfección en la naturaleza humana no existe, que lo perfecto no es real, que lo único real es la imperfección. Y precisamente en esta imperfección radica el atractivo de la verdadera belleza. Porque cada cual es como es, con sus numerosas virtudes, y con algunos defectos.
En todo caso, mientras nos fijemos en el físico, nunca estaremos conformes. Siempre nos sobrarán o nos faltarán unos gramos, o unos centímetros, siempre podemos estar más tonificados o tener los dientes más blancos o mejor alineados.
Por otra parte, cuando un defecto deja de obsesionarnos suele aparecer otro, que siendo imperceptible para los demás, a nosotros puede llegar a atormentarnos cruelmente.
Nuestra intención con este post es contribuir a que los complejos estéticos que todos tenemos pierdan poder, tener más confianza en nosotros mismos y perder el miedo al qué dirán.
Vamos a racionalizar todo lo que se asocie al concepto de belleza, que tradicionalmente está vinculado a la estética, porque, en general, se admite que la belleza es un concepto subjetivo. Sólo tenemos que observar que a unas personas les gusta Picasso y a otras Monet.
Así, lo que se considera bello ha ido variando a lo largo de las épocas y con las diferentes culturas, por lo que el canon de belleza no se ha mantenido sin cambios a lo largo del tiempo.
Tenemos que poder redefinir el concepto de belleza desvinculándolo de lo estético y reconocer que, aunque suene a topicazo, la belleza que los demás aprecian en mí, está irradiando desde mi interior. Sin olvidar lo no menos importante, que parte de mi encanto, reside en los ojos que me miran.
Pero, aunque temamos el ojo crítico de amigos y enemigos, nuestro peor enemigo somos nosotros mismos, con esa voz interior que nos recuerda constantemente que necesitamos la aprobación de los demás, y que para obtenerla debemos ser no menos que perfectos.
Los cánones de belleza a lo largo de la historia
- Prehistoria y época antigua: En estas sociedades se prefería a la mujer gruesa de anchas caderas y profusos senos, esto era símbolo de fertilidad, prestigio y alto estatus.
- Imperio romano: La función primordial de la mujer era la procreación, por lo que a caderas más anchas, mayor belleza, como podemos ver en las matronas romanas.
- Edad media: La corpulencia seguía siendo sinónimo de riqueza, salud y honor. Eran los pobres los que estaban delgados porque literalmente morían de hambre.
- Renacimiento: Reaparece el modelo clásico de los griegos, mujeres delicadas, piel blanca y mejillas y labios sonrosados. Modelo claramente idealizado por el photoshop de la época, la escultura que buscaba divinizar a los humanos.
- Barroco: Se redondean las formas, mujeres rollizas de grandes pechos y caderas como nos muestran los cuadros de Rubens.
- Siglo XVIII: El estilo francés se impone en los cánones de belleza con el rococó, caracterizado por la artificialidad, el lujo, los bordados profusos y los encajes. Mujeres muy maquilladas, con la cara y el pelo (pelucas) espolvoreados de blanco.
- Siglo XIX: La mujer moldea su cuerpo con el uso del corsé y el miriñaque, que acentúan las curvas femeninas, aunque no puedan casi respirar.
- Primera Guerra Mundial: Cocó Chanel revoluciona la moda apostando por el pantalón femenino y subiendo el largo de las faldas.
- Décadas de los 40-50: Hollywood empieza a marcar tendencias, Rita Hayworth y Marilyn Monroe se convierten en iconos de belleza. Las mujeres deben tener curvas marcadas, labios sensuales, bustos generosos… y mejor si son rubias.
- Década de los 60-70: Con Twiggy se transforma el ideal de belleza femenino, cuerpos más delgados, frágiles y looks andróginos.
- Década de los 80: Con Jane Fonda llega la búsqueda de un ideal de cuerpo femenino más atlético y firme, que continúa vigente en la actualidad.
Los cánones de belleza han ido cambiando y seguirán haciéndolo, puede que algunos cuerpos que hoy día no resulten estéticos, en otras épocas provocaron la caída de imperios.
Mejorando la autoimagen
- Deja de repetir cosas como: “soy un desastre”, “mi vida es un asco”, “estoy horrible”, y otras lindezas por el estilo. Deja de criticarte a ti misma y empieza a poner el acento en los pensamientos positivos más que en los negativos.
- Conviértete en el centinela de tu propia mente, no dejes que entre en ella nada que no quieras ver hecho realidad en tu propia vida ni en tu propio cuerpo.
- Acepta que como no eres una máquina, como humano te equivocas, perdona tus errores, así como perdonas los de los demás, o todavía más y mejor.
- Acepta que tus imperfecciones te hacen especial, te hacen ser tú.
- Lo perfecto, aunque nos parezca mentira, en realidad no tiene atractivo. El inconsciente se siente atraído por lo imperfecto e incompleto porque es lo que nos da espacio para complementarnos. Lo perfecto es completo en sí mismo, por lo tanto, autosuficiente y no necesita de nadie. Así que si quieres atraer a alguien no busques ser perfecta.
- Deja de criticarte por lo que deberías ser, y empieza a quererte por lo que eres. Porque tal como eres, en verdad, eres perfecta.
- Sustituye la crítica por las palabras de ánimo. “Ánimo, sigue así”, “tú puedes”, “lo estás haciendo fenomenal”, “pero qué cosa más bonita eres”… suena raro, ¿verdad? ¡Pues así es como nos deberíamos tratar!
- No te sientas culpable por cosas que están fuera de tu control, no todo se puede cambiar a golpe de fuerza de voluntad.
- No te sientas responsable de todo, no te cargues con responsabilidades que no te corresponden.
- Déjate ayudar y aprende a pedir ayuda.
- Aprende a recibir porque quien no sabe recibir, en realidad no sabe ni puede dar.
- Responsabilízate de tus sentimientos, son tuyos y no son negociables.
- No esperes que los demás te hagan feliz, ni desees hacer feliz a nadie. La felicidad es responsabilidad de cada cual.
- No esperes que los demás se comporten como tú esperas de ellos.
- No permitas que otros te hagan sentir mal por no cumplir con las expectativas.
- Céntrate en lo que sí puedes conseguir, que es mucho, en lugar de hacerlo en lo que no puedes lograr: si te gusta la música, pero no eres capaz de tocar un instrumento, ponte buena música y baila; si te gusta el senderismo y no puedes hacer grandes rutas, anímate con paseos de menor dificultad por la naturaleza…
- Y reconoce en ti al menos cinco de las siguientes cualidades, elige otras cinco para reforzarlas, y cinco más para desarrollarlas: Agradable, alegre, amable, ambicioso, amoroso, apasionado, atractivo, autocrítico, benévolo, bondadoso, cálido, capaz, cariñoso, coherente, competente, comprensivo, considerado, cooperativo, creativo, decidido, dinámico, directo, enérgico, entusiasta, espontáneo, estable, fiable, flexible, fuerte, generoso, guapo, honesto, humilde, idealista, imaginativo, independiente, ingenioso, inteligente, inventivo, justo, listo, lógico, maduro, manitas, natural, paciente, perseverante, positivo, práctico, prudente, puntual, razonable, realista, responsable, sencillo, sereno, sincero, sociable, tenaz, tranquilo, valiente, versátil, vital… Si reconoces en ti alguna otra cualidad que no esté en la lista, puedes añadirla.
Eres más atractiva de lo que crees
Muchas personas confunden atractivo con perfección, cuando el atractivo suele encontrarse, precisamente, en las imperfecciones. Porque entre otras cosas, la perfección 24/7 no existe. Un día nos podemos levantar con ojeras, nuestro pelo ha cogido una forma rara con la almohada, o nos ha salido un pelo indebido que no hemos visto hasta que hemos llegado al espejo del ascensor…
Por otra parte, la estética del cine y la fotografía, han creado una nueva raza humana que sólo existe en las pantallas, en las portadas de las revistas y en las redes sociales, pero a la que el común de los mortales nos empeñamos en imitar. Sólo tenemos que ver a una de estas bellezas el día que la pillan en el super sin maquillar, para comprobar que su belleza puede estar muy por debajo de la media poblacional.
Si hay algo en tí que no te gusta y se puede mejorar o cambiar, manos a la obra con ello, pero sin estresarte y sin tiranía. Puedes hacer más ejercicio, cambiar la alimentación, cuidar tu estado emocional asistiendo a terapia, recibir masajes relajantes una vez por semana, proponerte mejorar el carácter…
Aun así, recuerda que nadie es perfecto, a la vez que todo el mundo tiene algún aspecto atractivo, incluso dos. Intenta resaltarlo, ponlo en valor. Esto reforzará tu autoimagen y te ayudará a ir descubriendo más aspectos atractivos de ti misma.
Y ten en cuenta, que al igual que todos tenemos pequeños defectos que los demás casi no ven, y en cambio a nosotros nos pueden amargar la existencia, también tenemos pequeñas virtudes que, siendo insignificantes para nosotros, tienen el poder de volver loca de amor a la persona adecuada.
Para concluir, recuerda aceptarte tal como eres. Enamórate de ti misma, y te volverás completamente irresistible, más allá de cánones y moldes de belleza.