Consejos para prevenir las enfermedades del invierno

Estas soluciones naturales son de gran ayuda para prevenir las enfermedades del invierno. Con esta serie de fáciles consejos dirás adiós a los resfriados.

¿Has contabilizado los minutos que los informativos de televisión dedican a las olas de frío que azotan la Península Ibérica? Pese a que la diferencia es inmensa cuando nos referimos a los números, los medios de comunicación también nos avisan de cómo avanza la epidemia de gripe por regiones y las urgencias de los hospitales se desbordan al recibir a cientos de personas preocupadas por los síntomas que están sufriendo.

¿Realmente podemos prevenir las enfermedades relacionadas con el frío?

Rotundamente sí. Contamos con un mecanismo natural de defensa que justamente se encarga de que enfermemos lo mínimo posible: sistema inmunitario. Sin embargo, las posibilidades de que en el invierno tengas una o varias recaídas aumentan siempre que este sistema se vea debilitado por tu calidad de vida.

También existen una serie de factores externos o de riesgo que te hacen enfermar, pero ¿qué puedes hacer tú para que te afecte lo menos posible?

Rompe mitos: ¿seguro que es un resfriado? Nadie mejor que un médico podrá diagnosticarte qué es lo que tienes. Las alergias no solo se producen en primavera, aunque es cierto que la explosión de polen en estas fechas supera a la del resto de estaciones; no obstante, son típicas las reacciones alérgicas en invierno a levaduras, hongos, mohos y esporas. Por lo tanto, puedes creer que se trata de un resfriado cuando en realidad sufres algún tipo de alergia, por lo que deberás tomar las mejores decisiones una vez te hayas informado.

Consejos naturales para evitar las enfermedades invernales

A continuación os dejamos una serie de fáciles consejos para prevenir las enfermedades propias del invierno. Una vez los repases, en caso de que no cumplas ninguno, el objetivo tampoco es que intentes realizarlos todos de manera inmediata sino que deberás aplicarlos paulatinamente a tus rutinas. ¡El año que viene tienes que contarme cuáles te han resultado de mayor ayuda!

  1. Emoción: tu sistema inmune es muy sensible al estrés, a los disgustos emocionales y a las catástrofes por lo que hay circunstancias que inevitablemente afectarán a tu vida. Sin embargo, otras lo harán porque tú quieres que te afecten. La mejor recomendación es que evites preocuparte en exceso por un número de infinitas desgracias que te pueden suceder pero que quizás nunca ocurran. Algunos ejemplos son los siguientes:
  • Perder el trabajo.
  • La finalización de tu relación sentimental.
  • El fallecimiento de un familiar.

Como has podido comprobar todos nos encontramos expuestos ante las desgracias pero no es saludable sufrir por algo que cabe la posibilidad de que jamás tenga lugar. Esta situación afecta a tus defensas y puede hacer que enfermes. Así, la preocupación no evita que las desgracias sucedan, por lo que el futuro debe afrontarse sobre realidades ya que no por un mayor sufrimiento se va a ser mejor pareja, madre, padre o hermano.

  1. Deporte: de menos a más. Empieza poniéndote objetivos sencillos que puedas realizar por ti mismo si nunca has realizado deporte, como puede ser el caminar a un ritmo rápido todos los días durante 30 minutos, una cifra que puede ascender con el paso de los meses hasta completar 10.000 pasos diarios. Tu sensación de qué estás haciendo lo correcto por cuidarte produce ciertos cambios en tu actitud al tiempo que se produce una mejora de tu percepción respecto a las enfermedades. Por lo tanto, existe una estrecha relación entre emoción y salud.
  1. Compleméntate con soluciones naturales: existen muchas soluciones naturales para prevenir estas enfermedades como la vitamina C, las plantas que incrementan tus defensas o los hongos inmunomoduladores.
  1. Toma alimentos de temporada: el campo nos ofrece distintas frutas y verduras por estación. Nútrete de lo que toca cuando toca y procura no alimentarte de fruta y verdura procedente de otro continente. La macrobiótica recomienda que siempre te alimentes de frutas y verduras de temporada además de lo que se produce en tu zona.


Además de estos sencillos consejos, en este punto el sentido común cobra también una gran importancia:

  1. Medidas higiénicas como lavarse las manos: es habitual que toquemos objetos de personas enfermas y puedas contaminarte si llegas a casa y coges un alimentos sin haberte lavado las manos previamente.
  1. Calefacción: ten una adecuada temperatura en casa y en el puesto de trabajo, aunque también es conveniente que evites las corrientes de frío.
  1. Toma comidas y bebidas calientes: las infusiones, sopas, cremas de verduras y jengibre serán una parte esencial de tu alimentación.
  1. Abrígate correctamente: en tu vestuario no pueden faltar los guantes, bufandas, abrigos y camisetas térmicas debido a que no hay nadie mejor que tú para conocer tus zonas más débiles.
  1. Utiliza calzado en casa: la universidad de Cardiff demostró que las posibilidades de sufrir un resfriado ascendían al doble en un experimento en el que los participantes metían sus pies en agua fría.

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19 enero / 2017

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