Hora del planeta, una acción de responsabilidad global
“La Hora del Planeta nació en Sidney en 2007 como un gesto simbólico para llamar la atención sobre el problema del cambio climático. Un sencillo gesto que consiste en apagar…
El 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, una fecha en la que debemos tomar conciencia de la importancia de cuidar el agua dulce. Con este post queremos poner nuestra pequeña gota de agua para colaborar en esta importante misión. Uno de los retos más trascendentales que se nos presenta en este momento a nivel global, porque cuidar nuestra agua dulce no es, ni más ni menos, que cuidar nuestra propia vida.
El agua es la sustancia más abundante en nuestro planeta, así como en nuestro cuerpo. Es un sencillo compuesto formado por sólo tres átomos, pero con unas características tan excepcionales que, sin ella, sería imposible la vida. El ser humano tiene necesidad de agua para sus funciones vitales, para preparar y cocinar los alimentos, para su higiene y usos domésticos, para regar los campos, la industria y las centrales de energía… En una palabra, para vivir. La importancia del agua es tal, que diversas religiones, a lo largo de las épocas, le han atribuido propiedades divinas.
El agua es vida, el agua dulce es un elemento esencial para la vida, y cualquier ser vivo en este planeta azul, curiosamente llamado Tierra, precisa de ella para vivir. Desde el inicio de los tiempos, el desarrollo evolutivo, social, económico y cultural del hombre ha girado en torno al agua. Los primeros asentamientos humanos se situaron en las riberas de los ríos, y las primeras guerras tuvieron como motivo el control del agua. Históricamente, tanto en Europa como en los demás continentes, se han desarrollado tecnologías con el solo propósito de optimizar el uso de los recursos hídricos.
Desde el Pleistoceno, hasta el comienzo del sedentarismo, las dos causas principales que hacían al hombre desplazarse eran la búsqueda de caza y de agua dulce.
Durante el Neolítico, el homo sapiens comienza a desarrollar nuevos métodos de trabajo y de producción de alimentos. En esta época se sientan las bases de la agricultura y la ganadería. Así mismo, se desarrollan las primeras técnicas de alfarería, para todo lo cual el agua es un elemento esencial.
Con el sedentarismo y el crecimiento demográfico aparece la dificultad de expandirse en zonas cercanas a los lechos de los ríos. Buscando dar solución a este reto llega un nuevo avance tecnológico: el regadío. Este tiene la finalidad de poder ampliar la zona de cultivo y de los asentamientos. A su vez, empieza la explotación de los ríos y los mares como medios de desplazamiento. Esto da pie al comienzo de la industria naviera con la construcción de embarcaciones.
Junto a la aparición de asentamientos cada vez más grandes, aparecen los conflictos bélicos entre pueblos y el fenómeno de la jerarquía social. Rápidamente el agua se convierte en uno de los motivos de conflicto, a la vez que fuente de influencia y poder.
El Mar Mediterráneo es el agua que nos vio nacer como civilización, que nos provee y nos sustenta, la que más cerca tenemos. El agua sobre cuyo cuidado podemos tener una mayor responsabilidad y a la vez una de las que dañadas por la contaminación. Él ha sido cuna de grandes y florecientes civilizaciones, nexo entre continentes, sostén de la actual cultura Mediterránea
Y, aunque su agua es salada, que no dulce, vamos a echar un vistazo a lo que se coció en este maravilloso caldo de cultivo a lo largo de su historia. Vamos a visitar sus márgenes y orillas, ya que varios de nuestros ríos lo nutren con sus dulces aguas.
Uno de los puntos de referencia en la cultura del agua es Egipto. El agua fue tan importante para Egipto que, la cultura más avanzada de aquel momento, nació de este elemento, en concreto del río Nilo. Gracias al Nilo los egipcios tenían agua para beber y para regar sus campos. Sus crecidas anuales depositaban sobre la tierra estéril grandes cantidades de limo, que convertían las arenas del desierto en terrenos fértiles y aptos para la agricultura. Así mismo, la religión egipcia estaba vinculada al agua y al Nilo. Esta tenía un importante papel en los ritos funerarios y en los templos, como elemento purificador que venía de los dioses.
Para la Antigua Grecia la calidad del agua dulce era muy importante, debido al gran crecimiento de sus ciudades. Esto hizo que fuera necesario el almacenamiento y distribución a través de sistemas subterráneos excavados a una gran profundidad. Y la retirada del agua fecal mediante un sistema de aguas residuales. Otro legado de esta cultura respecto al agua son las termas. Con el tiempo, pasan a ser lugares en donde se realizan rituales, ejercicio físico, se toman baños de contraste., se reciben masajes con aceites esenciales, y tratamientos medicinales. En definitiva, allí no sólo se usa el agua con propósitos de higiene, sino como parte del ocio y de la búsqueda del bienestar físico y mental.
Rómulo, el fundador de Roma, fue salvado de las aguas del Tíber, siendo estas las que le otorgaron su poder sobre las fuerzas de la naturaleza y sobre los hombres. Roma fue bautizada como la Ciudad el Agua, debido a los once acueductos con los que se abastecía hacia el final del imperio. Los romanos se convirtieron en los mayores arquitectos de redes de distribución de agua. Utilizaron las aguas subterráneas, construyeron presas y acueductos, mejoraron el sistema de tuberías y canalizaciones, así como la eliminación de aguas residuales y fecales. Desarrollaron el molino hidráulico, y perfeccionaron el invento griego de las termas. Roma convierte en un derecho de los habitantes de las ciudades el acceso gratuito a los baños públicos, donde la limpieza del cuerpo se acompañará de la limpieza ritual del espíritu. Algunas llegan a ser auténticos palacios dedicados al baño. Son verdaderos centros de relaciones sociales, de negocios, política y poder.
En la cultura Islámica el agua, además de ser utilizada para el consumo doméstico y los cultivos, cumple una función religiosa y social. Desde el punto de vista religioso, en el Islam aumenta su importancia como elemento purificador, donde se realiza la ablución, ritual antes de cada oración. Esta tiene la finalidad de preparar el cuerpo con una limpieza física y espiritual y así llegar a la oración libre de impurezas. En las ciudades hispano-musulmanas el agua está ampliamente presente como elemento ornamental en casas, palacios, fuentes, hammams y depósitos. La presencia de fuentes en las ciudades musulmanas era frecuente. Estas se localizaban principalmente en las cercanías de mezquitas y madrasas. Servían tanto para el consumo de las personas que no tenían agua en sus casas, como para las abluciones antes de la oración.
Los musulmanes también consideraban el agua como elemento esencial, tanto para la higiene como para la salud. Sus baños combinaban cuatro elementos: calor seco, calor húmedo, el frio y el masaje. El médico y poeta Ibn al-Jatib describe el agua dulce como uno de los pilares del cuerpo.
En todas las culturas, a lo largo y ancho del planeta, han existido importantes tradiciones relacionadas con el agua e importantes trabajos de ingeniería para su mayor aprovechamiento, que han hecho avanzar a las diversas civilizaciones y las han permitido florecer y expandirse.
En el año 2000 la Unión Europea establece un marco comunitario para la protección y la gestión del agua dulce. En una primera etapa los estados miembros deben identificar y analizar las aguas europeas, por cuencas y demarcaciones geográficas. A continuación, deben adoptar planes de gestión y programas de medidas adaptados a cada masa de agua.
Es digno de mención, el gran esfuerzo de los distintos países europeos, por optimizar sus recursos hídricos y ofrecer a sus habitantes agua dulce apta para el consumo humano.
El siglo XXI tiene como reto pendiente la universalización del agua potable. A pesar de los avances tecnológicos desarrollados para hacer llegar agua dulce apta para el consumo a la población, alrededor de mil millones de personas tienen un acceso limitado o muy difícil al agua potable. Siendo el agua dulce un elemento vital para la supervivencia, esto resulta inadmisible.
Esta situación se ve agravada por el consumo de agua en malas condiciones sanitarias, lo cual, es la causa de enfermedad y epidemias. Esto se debe a que la contaminación, no solo alcanza el agua de los ríos y los mares, sino el agua de los recursos hídricos subterráneos que sirven de abastecimiento al consumo humano.
En la actualidad, por todo el planeta se desarrollan conferencias sobre sostenibilidad y consumo responsable. Con ello se pretende ayudar a la regulación de los recursos y a la concienciación de la sociedad en la importancia de cuidar el agua y los recursos hídricos.
A la vez, el factor que limita el acceso al agua dulce a millones de personas es el económico, y las diversas crisis económicas que han tenido lugar en las últimas décadas no favorecen esta situación. A día de hoy, el agua sigue siendo un bien escaso, fuente de conflictos y elemento de poder. Parece que, en este aspecto, no se ha avanzado mucho desde el Neolítico.
Para concluir, podemos decir que el ser humano vive en el planeta azul y su existencia está ligada de forma absolutamente dependiente al agua. Sin agua dulce no hay vida, así que deberíamos aprender a respetar este maravilloso y limitado recurso sin el cual nuestra subsistencia es del todo imposible.
Esperamos que el Día Mundial del Agua sirva para que todos tomemos conciencia de que cuidar nuestra agua es nuestra responsabilidad, y el único camino para preservar la vida en este extraordinario planeta azul, llamado Tierra.