Luchar contra la resistencia a los antibióticos es responsabilidad de todos
El 18 de noviembre se celebra el Día Europeo del uso prudente de los antibióticos, un problema que afecta a nivel internacional. ¿A qué nos referimos con resistencia a un…
“La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, esta es la frase precursora de la constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Cuando los diplomáticos se reunieron en San Francisco para constituir las Naciones Unidas en 1945, uno de los temas que debatieron fue el establecimiento de una organización mundial de la salud, y así, tres años más tarde llegó la constitución de la OMS, que entró en vigor el 7 de abril de 1948 (fecha en la que se celebra cada año el Día Mundial de la Salud). Fue un año marcado por momentos históricos como el asesinato de Mahatma Gandhi, el descubrimiento del transistor, la entrada en vigor del Plan Marshall, la fundación de la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE), la constitución del Consejo de Europa o el decreto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, entre otros.
La OMS tiene un compromiso con los principios éticos de la integridad, para “actuar de buena fe, con honestidad intelectual y equidad”; además, debe responsabilizarse de las consecuencias de sus acciones y decisiones; debe actuar con independencia y parcialidad. El respeto es otro de sus principios básicos: el respeto a “la dignidad, la valía, la igualdad, la diversidad y la intimidad de todas las personas” y también el compromiso profesional.
Actualmente la OMS está presente en más de 150 países de todos los continentes para asegurar, en palabras del exdirector general de la OMS, Lee Jong-wook, “desde los alimentos que consumimos hasta el agua que bebemos, la seguridad de los medicamentos que tomamos y la prevención y el control de las enfermedades que nos amenazan”.
Concretamente, es el organismo internacional de las Naciones Unidas responsable de la salud. Los expertos de la OMS elaboran directrices y normas sanitarias, y ayudan a los países a abordar las cuestiones de salud pública. La OMS también apoya y promueve las investigaciones sanitarias. Por mediación de la OMS, los gobiernos pueden afrontar conjuntamente los problemas sanitarios mundiales y mejorar el bienestar de las personas.
La OMS ha conseguido muchos objetivos durante sus más de 70 años de vida. En la década de los 40, concretamente en el año 1948, asumió la responsabilidad de elaborar la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). En la década de los 50, se obtuvo con éxito la primera vacuna contra la poliomielitis (conocida comúnmente como la polio).
En los años 60 se llevó a cabo el primer trasplante de corazón y se llevó a cabo el programa mundial de lucha contra el pian (una enfermedad paralizante y deformante), en el marco de este programa mundial, que funcionó plenamente entre 1952 y 1964, se utilizó penicilina de acción prolongada para tratar la enfermedad con una única inyección. En 1965, ese programa había examinado 300 millones de personas en 46 países y había reducido en más de un 95% la prevalencia mundial de la enfermedad.
En los años 70, la Asamblea Mundial de la Salud (órgano de la OMS) creó el Programa Ampliado de Inmunización para proporcionar vacunas básicas a todos los niños del mundo; se llevó a cabo el programa de lucha contra la oncocercosis (una enfermedad conocida también como ceguera de los ríos en África occidental); apareció la primera Lista de medicamentos esenciales.
Aunque, probablemente, uno de los logros que más destaca la OMS y del que más se enorgullece es de la erradicación de la viruela, enfermedad que se cobró la vida de millones de personas, en el año 1979. Fue la primera y única vez en la historia de la OMS se consiguió erradicar una de las principales enfermedades infecciosas.
Por desgracia, estamos viviendo lo que supone un brote pandémico, una situación de crisis a nivel mundial. En este sentido, la OMS realiza una labor de socorro y restablecimiento para salvar vidas y reducir el impacto de las crisis en la salud de las personas.
“Entre las numerosas necesidades urgentes a las que nos enfrentamos, sobresalen cuatro prioridades: La primera es ayudar a garantizar la seguridad sanitaria mundial, detectando las nuevas amenazas para la salud y gestionándolas con rapidez. Para ello, establecemos una red mundial que nos ayuda a detectar los brotes epidémicos allí donde aparecen, y reunimos a los mejores expertos para detener esos brotes cuanto antes. Esto es decisivo en tiempos de paz, y cuando las vidas de las personas se encuentran inmersas en la inestabilidad producida por los conflictos o los desastres naturales”, explicó en su día el doctor Lee Jong-wook.
Además, la OMS tiene un papel divulgativo fundamental, creando conciencia sobre la prevención y ayudando a las distintas sociedades a gestionar, desde el plano individual, las crisis a las que se enfrentan los países.
La pandemia del coronavirus (COVID-19), cuyas cifras ya superan el millón de infectados en todo el mundo, fue notificado por primera vez en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019. Desde que se confirmase la propagación del virus por China, el aumento de casos de infectados no ha dejado de crecer dejando más de 73.000 fallecidos por este motivo en todo el mundo.
Por su parte, la OMS está “colaborando estrechamente con expertos mundiales, gobiernos y asociados para ampliar rápidamente los conocimientos científicos sobre este nuevo virus, rastrear su propagación y virulencia y asesorar a los países y las personas sobre las medidas para proteger la salud y prevenir la propagación del brote”, según afirman desde la propia organización.
Dentro de este papel divulgativo y de asesoramiento, la OMS ha lanzado informes, consejos de prevención para la sociedad, consejos contra los rumores sobre el virus y comunicados sobre las directrices que tienen que seguir los países para mantener los servicios sanitarios, entre otros.
Fuera del plano informativo, la OMS junto a la Fundación pro Naciones Unidas y sus asociados han puesto en marcha, por primera vez, un Fondo de Respuesta Solidaria a la pandemia COVID-19, a través del cual recaudará fondos de donantes para ayudar a los países más afectados. Esta iniciativa responde al “momento crítico de la respuesta mundial a la COVID-19”, según el director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Necesitamos que todo el mundo se implique en este esfuerzo masivo por preservar la seguridad del mundo”, afirmó.