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¿Sabemos realmente qué papel juega la microbiota intestinal en nuestra salud? ¿Hasta qué punto puede influir? ¿Cómo podemos cuidarla? Se denomina flora o microbiota intestinal al conjunto de bacterias que viven en el intestino. Aunque no existe consenso sobre lo que constituye una microbiota sana, los investigadores han conseguido determinar sus atributos, como explican desde la plataforma Gut Microbiota for Health:
La microbiota tiene un papel defensivo ya que nos defiende de los patógenos que entran en el organismo. Además, cumple un papel muy importante en el sistema inmune ya que le enseña a distinguir cuáles son los agentes nocivos y cuáles son los que no hacen daño. Y, además, degrada las toxinas.
En el campo de la nutrición permite que se lleve a cabo la digestión de ciertos alimentos (como las fibras alimentarias) que el hombre no puede digerir. En este sentido, cuando la microbiota intestinal descompone las fibras alimentarias, produce moléculas importantes (ácidos grasos de cadena corta, por ejemplo) cuyos beneficios van más allá del intestino. Facilita la absorción de minerales (magnesio, calcio y hierro). Sintetiza ciertas vitaminas esenciales (vitamina K y folato) y aminoácidos (es decir, los alimentos que componen las proteínas). Y además, puede influir en el estado de ánimo y en el comportamiento. De hecho, investigadores de la Universidad Católica de Lovaina observaron que la mayoría de las bacterias intestinales humanas producen neurotransmisores, sustancias químicas como la dopamina y la serotonina que permiten a las neuronas comunicarse entre ellas.
“Nuestra microbiota intestinal evoluciona a lo largo de toda nuestra vida, de la niñez a la vejez. Mientras que la microbiota intestinal varía considerablemente en los recién nacidos, al envejecer tendrá tendencia a mantenerse relativamente estable. Se caracterizará por una diversidad menor y la pérdida de genes importantes (especialmente aquellos implicados en la producción de ácidos grasos de cadena corta). Este debilitamiento general de la diversidad de la microbiota intestinal es concomitante con una mayor fragilidad de los individuos”, explican desde la plataforma.
Fuente: The Gut Microbiota For Health
Según GMFH, el modo de nacimiento, la dieta y el uso de antibióticos son factores que impactan en el desarrollo de nuestra microbiota, su diversidad y riqueza. Si mantenemos un estilo de dieta saludable y una vida activa, nuestra microbiota será más sana. Además, añaden desde GMFH: “Nuestros microorganismos pueden utilizar de manera selectiva los prebióticos disponibles de forma natural en ciertos alimentos (raíces de achicoria, verduras y cereales integrales, por ejemplo) y en los complementos alimenticios, que se convierten así en una baza importante para mejorar nuestra salud”.
“Los probióticos son microorganismos vivos que cuando se administran en cantidad suficiente, tienen efectos beneficiosos en el huésped. Al suministrar bacterias vivas beneficiosas y un gran número de compuestos producidos durante la fermentación, ciertos productos fermentados como el yogur pueden ayudar a nuestra microbiota intestinal a mantener su equilibrio, su integridad y su diversidad”, explican.
La biotecnológica Igen Biolab Group, pionera en el desarrollo de moduladores de microbiomas, que son terapias bioactivas que benefician a la salud humana al alterar la composición y las actividades de las comunidades microbianas en el cuerpo se hizo eco de un estudio en roedores que muestra que los microbios intestinales juegan un papel en la susceptibilidad al cáncer de colon.
Concretamente, en este estudio se ve cómo los organismos microscópicos que viven en nuestro intestino hacen más que ayudarnos a digerir la comida. “Un nuevo estudio en ratas refuerza un creciente conjunto de pruebas de que la compleja mezcla de microorganismos encontrados en el intestino, conocida como microbiota intestinal, podría influir en la probabilidad de que una persona desarrolle cáncer de colon”, explican.
“Los prebióticos, fibra, probióticos y alimentos fermentados ofrecen la posibilidad de mantener una microbiota intestinal sana, preservando su capacidad de resiliencia”, explican desde la plataforma GMFH. Y explican de qué trata los prebióticos, probióticos, simbióticos y alimentos fermentados.
“Un prebiótico es un alimento para las bacterias beneficiosas que albergamos en nuestro intestino. Los prebióticos se encuentran naturalmente presentes, aunque en pequeñas proporciones, en ciertas verduras (cebolla, ajo, plátanos, col, kale, raíz de achicoria y tupinambo) y en los cereales integrales. Los prebióticos pueden asimismo añadirse a ciertos alimentos como yogures, fórmulas infantiles, cereales, pan e incluso bebidas”, explican.
Los probióticos son microorganismos vivos beneficiosos para la salud. “Se encuentran generalmente en los yogures y ciertos alimentos fermentados y también existen en forma de complementos alimenticios”, añaden.
Los simbióticos son una combinación de probióticos y prebióticos aportada por la alimentación o los complementos alimenticios con beneficios para la salud. Por su parte, los alimentos fermentados se obtienen mediante la transformación de un alimento por microorganismos vivos (bacterias, levaduras). “La transformación aporta a este nuevo alimento una textura y un sabor diferentes. La transformación de la leche por las bacterias lácticas dará un yogur cuya digestibilidad y propiedades nutricionales serán superiores a las de la leche sin transformar (un contenido más elevado de vitaminas y minerales)”, explican.