Día Mundial de la Salud 2021: más importante que nunca
Cada 7 de abril desde 1948 se celebra el Día Mundial de la Salud, que conmemora la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y reivindica la urgencia de generar conciencia sobre las enfermedades mortales de todo el planeta y crear hábitos sanos en las sociedades. Este año el tema central es “Construir un mundo más justo y saludable”, precisamente en el contexto de la COVID-19, que ha elevado durante el último año a la OMS a un papel protagonista en la lucha contra la pandemia.
Desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS), dependiente de la OMS, defienden que “algunas personas pueden vivir una vida más saludable y tienen un mejor acceso a los servicios de salud que otras, debido en su totalidad a las condiciones en las que nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen”, lo cual les “conduce a un sufrimiento innecesario, enfermedades evitables y una muerte prematura, y daña nuestras sociedades y economías”. Además, asegura que el coronavirus ha tenido mayor impacto “en aquellas comunidades que ya eran vulnerables, que están más expuestas a la enfermedad, porque tienen menos probabilidades de tener acceso a servicios de atención médica de calidad y más probabilidades de experimentar consecuencias adversas como resultado de las medidas implementadas para contener la pandemia”.
Cómo protegernos de la COVID-19
Además del uso de la mascarilla y el gel hidroalcohólico, hay otros consejos que debemos seguir para protegernos a nosotros mismos y a nuestro entorno del coronavirus. Desde la OMS nos recomiendan algunas cosas más:
- Guardar al menos un metro de distancia entre tú mismo y las personas con las que estés, con el objetivo de reducir “el riesgo de infección cuando otros tosen, estornudan o hablan”. El metro es lo mínimo, pero cuanto mayor sea la separación mejor, sobre todo si nos encontramos en un entorno cerrado o si estamos comiendo (o, en general, cualquier actividad sin mascarilla).
- La mascarilla debe ser algo a lo que nos acostumbremos en el día a día. Por la calle, en el trabajo, en el supermercado, en el transporte público… No deberíamos quitárnosla salvo que sea absolutamente necesario. Además, hay que lavarla con frecuencia si es reutilizable, y cambiarla cada cuatro horas en caso contrario.
- Cada vez que tocamos, quitamos o ponemos la mascarilla, lo ideal es lavarse las manos, o al menos echarse gel hidroalcohólico. Hay que tener mucho cuidado con su manipulación. Debemos evitar tocarnos los ojos, la nariz y la boca, y lo recomendable es estornudar y toser sobre nuestro codo.
- Al poner la mascarilla, tenemos que cubrir bien la boca, nariz y mentón.
- Evitar los espacios cerrados, abarrotados o mal ventilados. Es mejor priorizar los lugares al aire libre
Cómo ayudar a los niños a gestionar el estrés de la pandemia
Hace un año las clases de los colegios pasaron a ser online, y los niños de toda España, como sus padres, tuvieron que adaptarse a las circunstancias sanitarias y a las exigencias políticas de la pandemia. Estas decisiones -estudiar desde casa, la incertidumbre que genera en nuestras vidas la COVID-19, no poder ver a sus amigos o ir al parque- puede generarles estrés, y desde la OMS también tienen algunos consejos para lidiar con ese problema.
La Organización Mundial de la Salud asegura que “los niños pueden responder al estrés de diversas formas, por ejemplo, mostrándose más dependientes, preocupados, enfadados o agitados, encerrándose en sí mismos o mojando la cama”. Para esto, recomiendan que los padres -y, en su medida y contexto, también los profesores- se muestren “comprensivos ante las reacciones de su hijo, escuchen sus preocupaciones y les ofrezcan más amor y atención”.
De todas formas, la OMS defiende no ser sobreprotector con los niños, y explicarles con claridad cuál es la situación sanitaria que se está viviendo y cuáles son los peligros que supone y las formas de prevenirlos (mascarilla, lavarse las manos, distancia, etc.), con un vocabulario sencillo de entender y evitando dramatismos que les preocupen en exceso o les generen miedo. También afirman que es bueno exponerles situaciones hipotéticas (contagio de un familiar u hospitalizaciones, por ejemplo), para que conozcan a lo que se enfrentan.
Afirman que es muy recomendable “escuchar a sus hijos, hablarles con amabilidad y tranquilizarles”, porque la reafirmación positiva paternal o maternal hará que sobrelleven mejor estas circunstancias. Respecto a los confinamientos y también durante las etapas fuera de estos, en las que lo recomendable es quedarse en casa todo lo posible, la OMS sugiere organizar “momentos de juegos y de relajación”. La distracción y tranquilidad que esto les aporta, así como el tiempo en familia, es fundamental para ellos. Asimismo, consiguen combatir el aburrimiento, uno de los mayores enemigos de los niños durante las cuarentenas.
Pese a lo extraño de la situación (sobre todo para un niño que puede no comprender la complejidad de la pandemia, así como sus peligros e incertidumbres), es bueno intentar seguir con una vida lo más normal posible. Entre otras cosas, la OMS incita a las familias a “mantener las rutinas y los horarios habituales en la medida de lo posible, o ayudar a crear otros diferentes en el entorno nuevo, en particular actividades escolares y de aprendizaje”.
Además, también aconsejan que, en la medida de lo posible, “se trate de mantener a los niños cerca de sus padres y familia y evite separarlos de las personas que se encargan de su cuidado. En caso de separación (por ejemplo, por hospitalización), asegúrese de mantener el contacto frecuente (por ejemplo, a través del teléfono) y de ofrecer consuelo”.