Intolerancia a la lactosa: problemas y soluciones
Más de la mitad de la población española sufre intolerancia a la lactosa, el conocido azúcar de la leche. Un disacárido que está presente en todas las leches de los mamíferos y que también puede encontrarse en muchos alimentos preparados. Cuando una persona es intolerante a la lactosa es porque suele tener déficit de la lactasa, la enzima que ayuda a metabolizar la lactosa.
A pesar de que en España se consumieron en 2018 4.97 toneladas de productos lácteos, (según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación), el consumo ha bajado durante los últimos años. No sólo por las intolerancias sino porque muchas personas han decidido desechar la lactosa de su vida. Frente a estas personas, existen muchas otras que tienen problemas para digerir este azúcar y que optan por alimentos sustitutivos.
Pero, ¿qué le pasa a una
persona con intolerancia a la lactosa cuando toma lácteos? Los principales
síntomas son: dolor abdominal, flatulencias, náuseas, vómitos, diarrea o en
algunos casos, estreñimiento, entre otros. Aunque la intensidad de estos
síntomas depende del consumo, del tipo de lácteo o de los factores individuales
de cada persona.
Tipos de intolerancia a la lactosa
Según la Federación Nacional de Industrias
Lácteas, existen tres tipos de
Intolerancia a la lactosa:
- Intolerancia congénita: Causada por una mutación en el gen de la lactasa que provoca una actividad mínima o nula de esta. Es extremadamente rara. Los bebés experimentan diarrea desde la primera exposición a la leche materna y dura toda la vida. El único tratamiento posible es evitar la leche que contenga lactosa, debiendo utilizarse fórmulas especiales de leche sin lactosa.
- Intolerancia primaria o racial: Se produce una pérdida progresiva de la producción de la lactasa. Es decir, una pérdida gradual de la capacidad de digerir la leche. Suele darse a lo largo de la vida en ciertos grupos étnicos. Su causa es genética. Las personas con esta intolerancia van notando como la ingesta de leche les causa cada vez más síntomas. Una vez que aparece, es progresiva y permanente.
- Intolerancia secundaria o adquirida: Provocada por un daño intestinal temporal que disminuye la actividad de la lactasa. Puede producirse en la infancia tras un episodio de gastroenteritis aguda, siendo transitoria y recuperándose la función en unas semanas.
La tipología de
intolerancias no se debe confundir con los grados, que dependen de los gramos
de lactosa que sea capaz de digerir el organismo sin necesidad de incorporar
ningún suplemento de lactasa.
“Como no todos los
alimentos tienen la misma cantidad de lactosa es importante conocer el grado de
intolerancia que se padece. Hay personas que pueden digerir sin síntomas hasta
12 gramos de lactosa y otras que no son capaces de digerir ni simples trazas de
esta sustancia. En consecuencia, podemos decir que no hay un único umbral de
tolerancia, ya que varía de una persona a otra”.
Diferencias entre intolerancia y alergia
Según explica la Fundación Española del Aparato Digestivo “la intolerancia a la lactosa y la alergia a las
proteínas de leche son dos trastornos distintos y que, a menudo, tienden a
confundirse. La alergia a las proteínas de la leche es una enfermedad
caracterizada por una respuesta exagerada del sistema inmunitario (defensas) a
las proteínas de la leche, principalmente a la betalactoglobulina y caseína, la
primera no se encuentra en la leche materna. Mientras que la intolerancia a la
lactosa aparece cuando no se puede digerir adecuadamente la lactosa por déficit
de lactasa”.
Las principales
diferencias entre estos dos trastornos son las causas que las provocan, la
población afectada, el trastorno, los síntomas y el tratamiento, entre otras.
En cuanto a la intolerancia a la lactosa, es reversible y las causas suelen ser
genéticas o secundarias (infecciones, quimioterapia, cirugías, antibióticos,
enfermedad celíaca o enfermedad inflamatoria intestinal). Además, es un
trastorno del aparato digestivo. Por su parte, la alergia a la proteína de la
leche tiene como causa principal la genética. Es un trastorno del sistema
inmunológico: respuesta aumentada contra las proteínas de la leche.
Alimentos que sí y alimentos que no
Muchos organismos
públicos y privados se han encargado de hacer llegar información a los
ciudadanos con intolerancia a la lactosa para que elijan sustitutivos de los
productos lácteos. Existe una especie de ‘semáforo’ en el que se catalogan los
alimentos que no se pueden tomar, los que sí y los que tienen un contenido
bajo, pero no significa que no nos pueda sentar mal.
Según el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIH), las personas con intolerancia a la
lactosa deben “debe asegurarse de consumir todos los días suficiente calcio y
vitamina D”. La leche y los productos lácteos son las fuentes más comunes de
calcio. Otros alimentos que contienen calcio incluyen: pescado con espinas
blandas, como sardinas o salmón enlatados, brócoli y hortalizas de hojas
verdes, naranjas, almendras, nueces de Brasil y frijoles secos, tofu, productos
con etiquetas que indican que se les ha agregado calcio, como algunos cereales,
zumos de frutas y leche de soja.
“La vitamina D ayuda al
cuerpo a absorber y usar el calcio. Las personas deben asegurarse de comer
alimentos que contengan vitamina D, como huevos, hígado y ciertos tipos de
pescado, como el salmón. Además, a algunas leches y productos lácteos se les ha
agregado vitamina D. Por otra parte, estar al aire libre a la luz del sol ayuda
al cuerpo a producir vitamina D”, afirman.
El suplemento Coral Calcio ayuda a alcalinizar el organismo para tener un pH interno equilibrado. La
estructura esquelética del coral está formada principalmente por Calcio y
Magnesio, en forma orgánica e iónicos, y por tanto es más absorbible. Se ha añadido
a esta fórmula Magnesio, vitamina D3 y vitamina K2, para mejorar la absorción y
la fijación del calcio en el hueso.
¿Qué alimentos y bebidas contienen lactosa?
Además de los productos
lácteos, existen otros alimentos que pueden contener lactosa como el pan y
otros productos horneados, como panqueques, panecillos, galletas y pasteles,
alimentos procesados, incluso cereales para el desayuno, papas deshidratadas que
se preparan instantáneamente, sopas, margarina, aderezos para ensaladas, y
papas fritas y otros bocadillos, carnes procesadas, como tocino, chorizo,
salchichas y fiambres, sustitutos de comidas líquidos y en polvo con base de
leche, batidos, y proteínas en polvo y en barras, cremas no lácteas líquidas y
en polvo para el café, y crema batida no láctea.
Cualquiera de los
siguientes términos en la etiqueta de un alimento, significan que el producto
contiene lactosa: leche, suero lácteo, cuajada o requesón, derivados lácteos,
sólidos de leche en polvo, leche en polvo sin grasa.
Enzima Lactasa de Naturlíder está indicada en casos de dificultad en la digestión de lácteos.