Las Flores de Bach, qué son y qué nos aportan

La vida no pide de nosotros sacrificios inimaginables, solamente nos pide que transitemos por ella con alegría en nuestros corazones y que nos convirtamos en una bendición para quienes nos rodean, de modo que, si dejamos el mundo un poquito mejor de lo que era antes de nuestra visita, habremos cumplido con nuestra misión.

Edward Bach

Las Flores de Bach son un sistema cerrado de 38 esencias florales, más el remedio de rescate, desarrolladas por el Dr. Edward Bach, galés y masón, en los años 30 del siglo XX. Y señalo que era galés y masón porque son cuestiones importantes a la hora de comprender su obra.

En verdad os digo que no sé qué me subyuga más, si la obra o el arquitecto. Como decía el Dr. Bach, el terapeuta es una flor más. Para mí, el Dr. Bach es la flor más importante de su sistema de 38 flores silvestres. Él buscaba romper con los axiomas dominantes del pensamiento cartesiano, para gestar un nuevo paradigma de comprensión del universo y del hombre. Podemos poner su figura a la altura de Freud, Jung o Steiner. Todos ellos ofrecieron una perspectiva innovadora sobre la humanidad, el sentido de su malestar, y la forma de curación de estos males.

E. Bach, el hombre

Cuando el Dr. Edward Bach, médico bacteriólogo y homeópata, desarrolló su sistema floral en los años 30, buscaba encontrar un tipo de medicina que ayudara a todo el mundo de forma fácil, económica y sin efectos secundarios adversos. Un botiquín que cualquiera pudiera tener en casa, y del cual echar mano en cualquier situación sin tener que acudir a los caros servicios de un doctor. Un tipo de medicina que hiciera autónomos a los pacientes, los cuales podrían administrárselas con solo sentir el estado emocional prioritario en ese momento, y sin miedo a sufrir efectos secundarios si no daban con la formula correcta.

Bach se encontraba investigando sobre una nueva vacuna cuando, tras caer inconsciente y desangrado por una hemorragia interna, le fue diagnosticado un cáncer maligno que, según el pronóstico de los doctores que le operaron a vida o muerte, acabaría con su vida en cuestión de tres meses.

Entonces, E. Bach, decidió que, si tenía que dejar su obra inconclusa, al menos aprovecharía las pocas semanas de vida que le quedaban. Así que, estando aún muy débil, volvió al laboratorio de su hospital para hacerse cargo de su departamento.

Con ello nos muestra el primer eslabón de su sistema de pensamiento: la reconciliación con lo que la vida nos propone, y la aceptación no resignada de la enfermedad como experiencia de aprendizaje. Lo siguiente que nos enseña es a concentrarnos en el ahora, y olvidar los términos de una sentencia que recibió en forma de pronóstico. De esta manera, Bach dejó de estar atascado en sus malestares, y fue poniéndose fuerte ante los incrédulos ojos de sus colegas.

En palabras de su enfermera Nora Weeks, “Bach llegó a la conclusión de que un interés absorbente, un gran amor, un propósito definido en la vida, constituía el factor decisivo de la felicidad del hombre en la tierra, y era, de hecho, el incentivo que le había llevado a superar las dificultades y lo había ayudado a recuperar la salud”.

Así, con poco más de treinta años, Bach se sumerge en una crisis espiritual que transforma su plomo en oro. Atravesando su sombra y adquiriendo una dimensión de sí mismo, de la cual antes carecía. Un tránsito del que nace un nuevo hombre, que ha comprendido que la enfermedad no es el resultado de algo que funciona mal, sino que en ella el alma expresa un deseo, que por otro camino resulta inviable que sea escuchado. Ahora bien, para que el nuevo Bach viera la luz, el viejo Bach debía morir.

E. Bach, su obra

Durante los diez años siguientes a su crisis de salud, Bach se dedica a desarrollar las bases de una nueva manera de pensar sobre la salud, la enfermedad, y la manera de curarla, que culminaría en el desarrollo de su sistema floral.

Sistema que se asienta sobre la idea de que la enfermedad es el resultado de un desequilibrio emocional y, si este persiste, se produce la enfermedad a nivel orgánico. Es decir, la enfermedad es la materialización en el cuerpo de un conflicto íntimo e histórico. El producto de la acción perturbadora de fuerzas profundas y duraderas, cuyo origen no hay que buscar en el cuerpo donde aparece, sino en cómo ve y vive la vida el que la sufre.

Para el Dr. Bach lo importante no es la naturaleza de la enfermedad, sino la actitud de quien la padece, siendo lo que importa restablecer la armonía psíquica y emocional para ayudar verdaderamente a sanar nuestro cuerpo.

Así, cada elixir floral es el portador de la estructura vibratoria específica de una variedad floral diferente. El campo energético sutil de la flor es fijado mediante una elaboración sencilla a una alcoholatura. Son remedios vibracionales, patrones de energía vital que, al entrar en contacto con cualquier ser viviente, penetran en sus meridianos energéticos, y transforman la falta de armonía en un flujo firme y estable. Cuando las bebemos, su perfecta frecuencia energética entra en contacto con la nuestra y estimula el proceso curativo, ampliando nuestra capacidad de auto-observación, y facilitando el desarrollo de nuestras potencialidades y recursos.

A nivel físico, tomadas a tiempo, (lo cual no es fácil que suceda, ya que como todo lo alternativo, se usan como último remedio) detienen la producción de la enfermedad. Al restituir el equilibrio emocional restan fuerza a las alteraciones del sistema inmunológico que las emociones negativas promueven. La formación de la enfermedad es una de tantas pruebas de la capacidad que tienen nuestras emociones y pensamientos de dar forma a estructuras patológicas, no sólo a nivel psicológico si no también físico.

Cada esencia floral se corresponde con determinados rasgos de personalidad, actitudes y emociones del ser humano. Sus enunciados nos hablan tanto de estados de ánimo puntuales como de modos de ser característicos, cuyo exceso enferma a los individuos.

Para el tratamiento, una vez que nos damos cuenta de cuáles son esos modos recurrentes de ser o de pensar, de sentir u obrar, que están en la base de la falta de armonía, se buscan las esencias florales que resuelven esos desequilibrios. Los remedios se dirigen a los conflictos internos, a las tensiones y bloqueos emocionales, así como a los problemas físicos que los reflejan. Ayudando a superar las dificultades yendo directamente a la raíz del desequilibrio que está en la base del problema que observamos en nuestro cuerpo o psique.

Cuándo tomar una esencia floral

A continuación, vamos a ver algunas de las múltiples situaciones en las que podemos recomendar el uso de las esencias florales:

  • Cuando nos damos cuenta de que tenemos un estado mental negativo.
  • En casos de estrés, insomnio, ansiedad, miedos, temores justificados o injustificados.
  • Dolor por la pérdida de un ser querido.
  • En momentos de pre o post operatorio.
  • Cuando nos sentimos impacientes, intolerantes, deprimidos o tristes, desbordados por las circunstancias, resentidos o amargados.
  • En casos de sufrimiento extremo, cuando tememos hacer alguna tontería porque nos sentimos al límite de nuestra capacidad de aguante.
  • En casos de infecciones, alergias o erupciones.
  • Dudas, falta de seguridad en uno mismo, dificultad para tomar decisiones.
  • Preocupación excesiva por los demás.
  • Cuando sentimos que hemos perdido la fe y la esperanza en nuestra curación.
  • También se pueden usar con plantas y animales.

Conclusiones

Para terminar, decir que lo que distingue al Dr. Bach no es sólo su simple, sencillo, bellísimo e inofensivo método de curación, sino su particular visión de la enfermedad y de la salud.

Para él la enfermedad es fruto de un conflicto entre el alma y la mente, entendiendo por alma aquel lugar donde está escrito el camino que debemos seguir para avanzar. Y a su vez, ve en la mente una especie de estructura formada por nuestra personalidad, condicionamientos familiares, sociales… que no tiene ningún conocimiento del proyecto que nuestra alma desea realizar.

Así, mientras alma y personalidad estén en armonía, todo será paz, felicidad y salud. Apareciendo la enfermedad como indicador de que la personalidad se ha desviado del camino trazado por el alma. Por lo que la enfermedad, desde su visión, sería una llamada de atención que usa el alma para que recuperemos el buen camino.

Tras E. Bach, han sido muchos los elaboradores que han desarrollado sistemas florales de segunda generación, usando las flores de sus países de origen, al igual que Bach usó las de su amada campiña galesa. Pero es a él a quien le debemos el mérito y el honor, de haber sido el iniciador de este camino de sanación, evolución y autoconocimiento con sus 38 esencias florales, conocidas en la actualidad como esencias de primera generación.


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