Desmontando mitos nutricionales

En estos momentos estamos asistiendo a una auténtica revolución de la comunicación, las múltiples posibilidades que nos ofrece internet, la sobreinformación a golpe de clic y la democratización de las redes sociales ha hecho que los bulos sobre alimentación estén cada vez más presentes. 

¿Comer pan engorda? ¿Es malo cenar fruta? ¿Todas las grasas son malas? En este artículo desmontaremos algunos de los mitos nutricionales más populares y, por fin, sabremos qué es cierto y qué no. 

“El pan engorda”

Quizás es uno de los más populares y, aunque todos los alimentos nos aportan energía, es cierto que algunos contienen más calorías que otros. En esta línea, el pan es uno de los alimentos que se encuentra cataloga como “contenido calórico moderado”, por cada 100 gramos obtenemos unas 261 calorías. Aunque su contenido principal son los hidratos de carbono, hablamos solo de 4 gramos y además tiene muy poca grasa. Se recomienda una ingesta diaria de entre 200 y 250 gramos.

Cabe destacar que existen muchas variedades de pan y que el aporte energético depende del alimento que le acompañe. Para los que crean que el pan integral engorda menos, es falso también, los dos aportan prácticamente las mismas calorías, lo único que el valor del pan integral destaca porque conserva todos los elementos del grano de trigo y, por ende, sus beneficios nutricionales. 

“Todas las grasas son malas”

Como apunta la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos: “Las grasas son una parte importante de la dieta, pero algunas son más saludables que otras”. En este sentido, existen los siguientes tipos de grasas en la alimentación:

  • Grasas saturadas. Elevan el nivel de colesterol LDL («malo»), por lo que se debe reducir su consumo al 6%.
  • Grasas trans. Son aquellas que se han sometido a un proceso de hidrogenación. Como son nocivas para la salud, los expertos recomiendan que limite su consumo.
  • Grasas insaturadas. Al contrario que las saturadas, pueden ayudar a reducir el colesterol LDL. La mayoría de los aceites vegetales contienen este tipo de grasas, que se subdivide en otros dos:  Hay 2 tipos de grasas insaturadas:
  • Grasas monoinsaturadas: presentes por ejemplo en el aceite de oliva y de canola
  • Grasas poliinsaturadas, presentes en el aceite de cártamo, girasol, maíz y soja.

“Las grasas vegetales son mejores que las de origen animal”

Todo depende de la composición de ácidos grasos de cada una de ellas. “De manera general podemos decir que las grasas vegetales tienen mayor proporción de ácidos grasos insaturados, beneficiosos para nuestra salud cardiovascular y las grasas animales tienen mayor proporción de ácidos grasos saturados, que hay que consumir en menor proporción. Sin embargo hay excepciones, puesto que existen grasas saturadas como las de coco, palma y palmiste, que tienen un origen vegetal. Además hay que decir que las grasas animales suelen ir acompañadas de vitaminas liposolubles, importantes para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. En cuanto al contenido calórico, es el mismo 9 kcal/g, independientemente de que su origen sea animal o vegetal”, explican desde los Servicios de Información de Salud de la Comunidad de Madrid.

El agua con limón en ayunas adelgaza

El agua con limón es bastante buena para la salud, sobre todo por la cantidad de nutrientes que tiene, sobre todo destaca la vitamina C, el potasio y ácidos orgánicos, entre otros nutrientes. Pero esto no quiere decir que sea útil para adelgazar, ni que aumente sus propiedades si la tomamos en ayunas. Es uno de los mitos más extendidos. Porque, aunque es cierto que tiene polifenoles y que existen evidencias que se han publicado Journal of Clinical Biochemistry and Nutrition sobre el efecto que tienen en la obesidad, también es verdad que fue un estudio en roedores y que la cantidad era mucho más alta que la que puede aportar un vaso de zumo de limón, por lo que no se puede evidenciar que adelgace.

Los mitos de la alimentación en el cáncer

La Fundación Alicia y el Instituto Catalán de Oncología (ICO) recuerdan algunos de los mitos que existen sobre la alimentación durante el tratamiento del cáncer: “Hay que olvidar las etiquetas de alimentos buenos y malos. Tampoco existe ningún alimento con propiedades mágicas o milagrosas. Sí existen, sin embargo, dietas saludables y apropiadas a la patología y dietas no saludables y desaconsejadas”.

Por su parte, el estudio dirigido por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en colaboración con la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN), desmontó varias falsas creencias en cuanto a la alimentación y el cáncer.

Existe una relación directa entre alimentación y salud. A pesar de que un 88% de los entrevistados consideró que tienen bastante o mucha influencia unos malos hábitos en alimentación con una mala salud, existía una insuficiente valoración acerca del hecho de cómo unos hábitos nocivos en la alimentación pueden favorecer o aumentar el riesgo de desarrollar un cáncer: son un 60% de los entrevistados quienes ven bastante o mucha influencia entre ambas.

Pero, ¿conocemos qué alimentos pueden favorecer o aumentar el riesgo de desarrollar un cáncer? ¿Y sabemos cuáles pueden ayudarnos a prevenir un cáncer? Los expertos aseguran en el informe que, “mientras que en otras patologías es ampliamente reconocida el papel de la alimentación, como por ejemplo la hipertensión donde es comúnmente conocido que están contraindicados aquellos alimentos ricos en sal, no ocurre lo mismo cuando hablamos de cáncer”. De hecho, cerca del 40% de los entrevistados no supo decir ningún alimento y/o bebida que pudiera ser promotor/a de un cáncer ni tampoco alimento y/o bebida que pudiera ayudar a prevenir un cáncer. 

Diabetes y alimentación: los bulos 

Una de las creencias más  extendidas es que las personas que padecen diabetes tienen que comer  alimentos especiales para diabéticos y que no pueden comer ciertos alimentos como uvas, melón, arroz, patatas etc. Pues bien, los expertos de la Asociación Americana de Diabetes señalan que “un plan saludable de alimentación para personas con diabetes generalmente es igual al plan de comidas saludables de cualquier persona: bajo en grasa (especialmente grasas saturadas y trans), consumo moderado de sal y azúcar, alimentos con granos integrales, vegetales y fruta”. 

“La comida para diabéticos y “dietética” en general no ofrece ningún beneficio especial. La mayoría eleva igual el nivel de glucosa en la sangre, usualmente es más cara y puede tener un efecto laxante si tienen alcoholes de azúcar”, destacan.


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17 enero / 2017

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