7 de julio: Día Mundial del Cacao, el alimento de los dioses
“El alimento de los dioses”, así se le ha denominado durante miles de años. El nombre viene de la traducción de la palabra griega “Theobroma”, nombre del árbol del que…
A nivel mundial se desechan unos 1.600 millones de toneladas de comida. De esa cantidad, la parte comestible equivale a 1.300 millones de toneladas. El impacto de estos desechos en la huella de carbono se estima en 3. 300 millones de toneladas de equivalente de CO2 de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por año, según los datos de la Organización de las Naciones Unidas de la Alimentación y la Agricultura, comúnmente conocida como FAO.
El volumen total de agua que se utiliza cada año para producir los alimentos que se pierden o desperdician (250km3) equivale al caudal anual del río Volga en Rusia, o tres veces el volumen del lago de Ginebra. Se usan anualmente 1.400 millones de hectáreas -el 28% por ciento de la superficie agrícola del mundo- para producir alimentos que se pierden o desperdician.
Las consecuencias económicas directas del despilfarro de alimentos (excluyendo el pescado y el marisco) alcanzan los 750 millones de dólares anuales sólo en EEUU. En contraposición a esto, es necesario recordar que cada día al menos 40.000 personas mueren de hambre.
Estas cifras tan abrumadoras solo son la punta del iceberg del problema. Por desgracia, y a pesar de que se comprometió a reducir el desperdicio de alimentos a mitad del año 2030, en el ranking de los países que más desperdician aparece el nombre de España que, según datos de un muestreo del Ministerio de Agricultura sobre 4.000 hogares evidenció en el año 2018, un despilfarro de 1.339 millones de kilos de alimentos y bebidas, casi un 9% más que el año anterior.
Otro dato vergonzante es que el 84% de los desperdicios corresponde a productos sin utilizar: tal y como se compraron se tiraron. Según los datos del Ministerio de Agricultura, los hogares españoles tiraron a la basura 1.339 millones de kilos/litros de comida y bebida en 2018, lo que se traduce en un incremento del 8,9% con respecto al año anterior.
¿Cuántas veces hemos ido a la compra sin lista? Cogemos lo primero que entra por los ojos, lo que nos apetece en ese momento, sin planificar nada. Pues bien, he aquí el primer error que llevará casi seguramente a un desperdicio de comida.
Una de las mejores formas de planificar la compra es preparando previamente un menú semanal, algo que además nos hará mantener una dieta equilibrada. Además, si compramos sólo lo que necesitamos nos ahorramos tiempo y dinero y, sobre todo, fomentamos la sostenibilidad y generosidad al no desperdiciar alimentos.
Antes de ir a la compra también es bueno revisar los alimentos que ya tenemos en casa. La despensa puede ser uno de los rincones en los que olvidamos los alimentos comprados, tener ordenado todo hará que nos demos cuenta de una forma más rápida de las fechas de caducidad.
Aunque parezca una nimiedad, ordenar y almacenar es una de las mejores formas de no desperdiciar la comida. Además, el orden del frigorífico es importante. En este sentido, los alimentos que están crudos o frescos y los que caducan antes deben estar en las baldas inferiores.
También hay que tener en cuenta la importancia de priorizar el consumo de los alimentos con fecha de caducidad más cercana. Y en el momento de cocinar, es recomendable preparar las raciones adecuadas y calcular la comida para que no sobre mucho, a no ser que estés haciendo “bath cooking”, una técnica que ha aumentado en los últimos años en la que en un solo día se cocina todo el menú semanal.
Con las sobras de las comidas se pueden preparar infinidad de nuevas recetas, por ejemplo, con las sobras de un cocido, unas croquetas; o con las sobras de un asado, un picadillo para acompañar una pasta.
Ahora, que hemos recién estrenado el nuevo año, quizás tengamos en casa uvas que nos han sobrado de nochevieja. ¿Sabíais quese consumen más de 7.000 toneladas de uvas, una fruta que forma parte de los más de 353 millones de kilos de fruta que se despilfarran cada año en los hogares españoles? Así lo aseguran desde Too Good To Go, la app que lucha contra el desperdicio de alimentos.
En este sentido, desde Too Good To Go apelan a la concienciación y nos enseñan una regla, la de las tres C: Compartir, Congelar y Combinar, con el objetivo de fomentar el aprovechamiento, por ejemplo, de las uvas no consumidas en Nochevieja y combatir el desperdicio de alimentos.
“Cualquier persona puede llevar a cabo las tres C. Es algo muy sencillo y solo hay que seguir cada una de las tres palabras mágicas”, explican.
Comparte: “A veces se compran uvas de más y siempre existe la opción de compartir con vecinos, amigos o familiares amantes de las uvas todas aquellas que no se hayan consumido para que así alguien las pueda aprovechar y que no sean desperdiciadas”, afirman.
Congela: “El congelador es siempre nuestro fiel y mejor amigo contra el desperdicio de comida”, aseguran. Las uvas son una fruta que se pueden congelar muy fácilmente, se conservan durante mucho tiempo y se pueden utilizar más adelante de muchas formas diferentes. “Por ejemplo, las uvas congeladas son perfectas para hacer granizados, smoothies o helados, e incluso se pueden utilizar como cubitos de hielo para refrescar bebidas y darles un sabor un poco más dulce o incluso añadirlas a esa copa de cava con la que brindar por el año nuevo”, añaden.
Combina: Las frutas son muy versátiles y se pueden aprovechar de muchas formas. “De esta forma, las uvas pueden ser parte de unos entrantes porque son un topping perfecto para ensaladas y darles un toque dulce, e incluso como acompañante de platos como el gazpacho o el salmorejo. También se pueden añadir a los platos principales como unas buenas migas o incluso recetas de arroz, lubina o unas albóndigas, dando a estos platos unos sabores más originales y frescos para el paladar. Y, por último, en postres puesto que es el ingrediente perfecto para hacer bizcochos, galletas o añadirlas a una macedonia o un yogur, entre otras muchas opciones”, aconsejan.