Funcionamiento del sistema inmunitario infantil
El sistema inmunitario es nuestra mayor garantía de salud. Se encarga de luchar contra los patógenos que entran en el organismo para evitar que nos enfermen. Pero no actúa igual…
El 31 de mayo es el Día Mundial sin Tabaco, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para señalar los riesgos que tiene fumar para nuestra salud y fomentar políticas eficaces de reducción de dicho consumo.
Con esta intención ha lanzado “Comprometerse a dejar de fumar”, una campaña que pretende la cesación tabáquica de 100 millones de consumidores “mediante la creación de redes de apoyo y el aumento del acceso a los servicios que han demostrado ayudar a los consumidores de tabaco a dejar de fumar con éxito”, como afirma el Director de Promoción de la Salud de la OMS, Dr. Ruediger Krech.
Pero no el humo del tabaco no solo afecta a los que fuman. Según el Observatorio AECC, el 15% de la población adulta se expone diariamente al humo ambiental del tabaco (no fumadores que respiran el humo de los demás). En el caso de menores, esta cifra aumenta al 27%.
La Asociación Española contra el Cáncer (AECC) asegura que “el humo de tabaco contiene más de 4.000 productos químicos, de los cuales al menos 250 son nocivos y más de 50 causan cáncer”. La más adictiva y la que causa dependencia es la nicotina. “Cuando inhalas el humo del tabaco, la nicotina se absorbe muy rápidamente tanto en la mucosa de la boca (mucosa oral), como en los pulmones, desde donde pasa al aparato circulatorio distribuyéndose por todo el organismo”, explican desde la Asociación.
“En 7 segundos llega al cerebro donde se une a los llamados receptores nicotínicos produciendo un efecto placentero y gratificante para el fumador. Este es el mecanismo que desencadena la aparición de la dependencia física del tabaco. Debido a esto, cuando un fumador deja de fumar, aparece el síndrome de abstinencia. En 20 segundos llega a las zonas más distantes del cuerpo. No existe ninguna otra droga que llegue con tanta rapidez al sistema nervioso: el máximo efecto en el menor tiempo”, añaden.
La AECC alerta de que la nicotina, además de la dependencia física, produce:
Aunque podemos encontrar otras sustancias como:
La AECC, con la intención de ayudar a las personas a dejar de fumar y a tomar conciencia del riesgo que supone este consumo para nuestra salud, desmitifica algunas falsas creencias que se dicen popularmente.
“Sólo las personas que han sufrido un buen susto o aquellas con mucha fuerza de voluntad pueden lograr dejar de fumar”. FALSO. Cualquier persona puede dejar de fumar. Lo importante no es la fuerza de voluntad, sino tomar la decisión, tener claro el objetivo y poner en marcha las estrategias para conseguirlo.
“Se pasa muy mal cuando se deja, es peor el remedio que la enfermedad”. FALSO. A veces no es fácil dejarlo, pero son tantos los beneficios que merece la pena el esfuerzo. Además hoy día existen métodos eficaces que facilitan el abandono.
“No noto que me haga tanto daño como dicen”. FALSO. Solamente fumar un cigarrillo produce un aumento de la tensión arterial y una elevación de la frecuencia cardiaca de 10 a 15 latidos por minuto.
“Hay muchas cosas peores que el tabaco”. FALSO. El tabaco es la primera causa de muerte evitable en los países industrializados (aproximadamente uno de cada dos fumadores fallece por enfermedades relacionadas con el tabaco). En el mundo mueren más de cinco millones de personas al año por causa del tabaco. El promedio es de una persona cada seis segundos (UICC).
“Una persona que fuma menos de 5 cigarrillos diarios no es fumadora”. FALSO. Con tan sólo un cigarrillo al día, una persona debe considerarse fumadora ya que existe una dependencia.
“Yo no dependo del tabaco, puedo dejar de fumar cuando quiera. El tabaco no es una droga”. FALSO. Todo fumador es dependiente física y psicológicamente del tabaco aunque fume poco. El tabaco cumple todos los requisitos de una droga.
“Cuando estoy nervioso o necesito concentrarme, lo único que me ayuda es fumar. Me relaja”. FALSO. En realidad la nicotina es una sustancia estimulante, no relajante. Es posible que en el momento notes alivio, quizás porque reduzcas la sensación de abstinencia, pero, a medio plazo, al fumar estás aumentando la tensión del organismo.
“Fumo porque me gusta”. FALSO. Acuérdate de lo desagradable que fue tu primera calada. Fumas porque tienes dependencia al tabaco. Entre un 70% y un 80% de los fumadores confiesa que les gustaría dejar de fumar.
AECC
OMS