Mejor prevenir que padecer: Guía de la prevención de las enfermedades cardiovasculares
El 14 de marzo se celebra el Día
europeo para la prevención del riesgo cardiovascular. Este grupo de
enfermedades del sistema circulatorio volvió a posicionarse como la primera
causa de muerte en 2018, con un 28, 3% del total de fallecimientos, seguida por
de los tumores con un 26,4%, según los últimos datos de la estadística «Defunciones según la causa de muerte» de 2018 publicada por el Instituto
Nacional de Estadística. Las enfermedades del sistema circulatorio fueron la
primera causa de mortalidad femenina (272,5 muertes por cada 100.000
habitantes) y la segunda entre los varones (244,3 muertes por cada 100.000
habitantes).
Principales factores de riesgo, según la
Fundación Española del Corazón
Hipertensión: “La hipertensión supone una mayor
resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular
(hipertrofia ventricular izquierda) para hacer frente a ese sobreesfuerzo. Este
incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene
acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir
insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardiaco se
vuelve más irritable y se producen más arritmias”, explican desde la Fundación
Española del Corazón.
Colesterol: Según la Fundación Española del Corazón,
el colesterol supone un factor de riesgo ya que “está demostrado que las
personas con niveles de colesterol en sangre de 240 tienen el doble de riesgo
de sufrir un infarto de miocardio que aquellas con cifras de 200”. Además,
añaden: “Cuando las células son incapaces de absorber todo el colesterol que
circula por la sangre, el sobrante se deposita en la pared de la arteria y
contribuye a su progresivo estrechamiento originando la arteriosclerosis”.
Diabetes: “Tanto si la producción de insulina es
insuficiente como si existe una resistencia a su acción, la glucosa se acumula
en la sangre (lo que se denomina hiperglucemia), daña progresivamente los vasos
sanguíneos (arterias y venas) y acelera el proceso de arteriosclerosis
aumentando el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular: angina, infarto
agudo de miocardio (así como sus complicaciones y la mortalidad posterior al
infarto) y la muerte cardiaca súbita. El riesgo cardiovascular de una persona
diabética de padecer un evento cardiovascular se iguala al de una persona no
diabética que haya tenido un infarto”, explican desde esta organización.
Salud periodontal: Según el cardiólogo Juan José
Gómez-Doblas, existe una “clara relación epidemiológica” entre la salud
periodontal y la cardiovascular. De hecho, los pacientes que tienen
enfermedades cardiovasculares tienen, con mayor frecuencia, periodontales y
viceversa.
Estrés y ansiedad: Aunque no existen evidencias de cuánto
estrés o ansiedad es necesario para que se desarrolle una enfermedad
cardiovascular, sí que se ha demostrado que existe un aumento del riesgo de
infarto agudo de miocardio (doble de lo normal) durante las dos horas
siguientes a un episodio significativo de alteración emocional.
Falta de ejercicio: “El sedentarismo, además de provocar por sí
mismo un importante daño a nuestro sistema cardiovascular, contribuye a
acentuar los efectos de otros factores de riesgo como la obesidad, la
hipertensión o el colesterol. Una persona sedentaria tiende a tener sobrepeso,
suele fumar y es habitual que tenga una alimentación desequilibrada”, apuntan
desde la Fundación.
Mala alimentación: La mala alimentación es, sin duda, uno de
los factores de riesgo más definidos. Por eso, todos los profesionales de la
nutrición y la medicina aconsejan seguir una dieta equilibrada y evitar algunos
componentes como las grasas saturadas, el azúcar o la sal.
Obesidad: “La obesidad central tiene peores
consecuencias para el metabolismo, ya que favorece el desarrollo de diabetes y
gota. Además, quienes la padecen tienen altas posibilidades de acumular grasa
también en otros órganos vitales, lo que favorece la aparición de enfermedades
cardiovasculares”, según la Fundación Española del Corazón.
Tabaco y Tabaquismo: Una persona que fuma tiene tres veces más
posibilidades de tener una enfermedad cardiovascular que una que no lo hace.
“Según el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el tabaco
provoca cerca de 50.000 muertes anuales en España por dolencias como la
bronquitis crónica, el enfisema pulmonar y el cáncer de pulmón y faringe. Por
si esto fuera poco, también es el factor de riesgo cardiovascular más
importante, ya que la incidencia de la patología coronaria en los fumadores es
tres veces mayor que en el resto de la población. La probabilidad de padecer
una enfermedad de corazón, es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados
al día y al número de años en los que se mantiene este hábito nocivo”, explican
desde la Fundación.
Mejor prevenir que padecer
La Sociedad Española de Medicina de
Urgencias y Emergencias, a través de su iniciativa para la divulgación de información y consejos,
ha elaborado un decálogo para la prevención del riesgo cardiovascular.
- Haz ejercicio físico un mínimo de tres veces por
semana, mantente activo, camina, olvida el ascensor, baja una parada de
autobús antes. No te quedes en el sofá.
- Mantén un peso equilibrado.
- Cuida tu alimentación, añade a tu dieta más
vegetales frescos y menos grasas. Disminuye la ingesta de sal.
- Modera consumo alcohol, como máximo una copa de
vino diaria. No fumes.
- Controla los niveles de tensión arterial y de
colesterol en tus chequeos de salud.
- Si eres diabético, lleva un control de las cifras
de glucosa y sigue las recomendaciones de tu profesional de salud.
- Lleva una vida más tranquila, con menos estrés.
Aprende a relajarte y a respirar con calma. Relativiza los problemas del
día a día.
- Educa a tus hijos en la adquisición de hábitos
saludables, les estarás educando en salud.
- Mantén una vida social. Visita a tus amigos,
conversa y disfruta de la compañía de otras personas. Es bueno sentirse
acompañado.
- Confía
en tu profesional de la salud y sigue sus recomendaciones. Aprende a
cuidarte y a cuidar tu corazón.
Complementos naturales para prevenir
Una vez que tenemos claros los factores de
riesgo, existen muchos complementos que nos ayudan a prevenir las enfermedades
cardiovasculares. Los antioxidantes como la coenzima Q10, ejercen
un papel importante en la protección de las células frente a los radicales
libres. Concretamente, según la Asociación Internacional de Coenzima Q10, “varios estudios publicados muestran que
los pacientes con insuficiencia cardíaca crónica (ICC) se benefician al tomar
suplementos del compuesto vitamínico coenzima Q10. El tratamiento permite que
su músculo cardíaco se contraiga con mayor fuerza, su tolerancia al ejercicio
aumenta y, en general, pueden disfrutar de la vida de una manera diferente
porque es menos probable que sientan las limitaciones de su condición”. Además,
según el estudio internacional Q-Symbio dirigido por investigadores daneses mostró que la suplementación
diaria con coenzima Q10 reduce la mortalidad por todas las causas en un 42%
aproximadamente.
Vitamina C y Vitamina
B1: Según la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, la Vitamina C es “un potente
antioxidante, ayuda a la síntesis de colágeno y hace de cofactor de reacciones
bioquímicas del organismo, ayuda a la absorción del hierro dietético
cuando se consumen conjuntamente y desempeña una importante función en el
sistema inmune”. Por su parte, explican que la Vitamina B1 “es una vitamina
hidrosoluble también conocida como tiamina. Juega un importante papel en el
metabolismo energético, en las reacciones relacionadas con los hidratos de
carbono y también en la transmisión del sistema nervioso entre otros”.
Existen diversos
complementos alimenticios en el mercado que aúnan estos micronutrientes, como Heart-Líder, un producto desarrollado para ayudar a la
función cardíaca, entre ellos antioxidantes. Contiene vitamina C, tiamina o
Vitamina B1 y coenzima 10, entre otros.