¿Por qué dejamos de divertirnos? No es solo para niños
Descubre los motivos por los que dejamos de divertirnos cuando nos convertimos en personas adultas, sobre todo a partir de los 40 años. ¡No es solo para niños!
Es posible que todavía recuerdes el momento en el que tu hijo sonrió por primera vez cuando se encontraba en la cuna y el instante en el que soltó su primera carcajada incluso antes de comenzar a hablar. Casi con total seguridad desconozcas los verdaderos motivos por los que se estaba divirtiendo y os contagiaba a ti y tu pareja de su felicidad, pero no hay duda de que los bebés tienen la facultad de transmitir unos sentimientos y emociones pese a su corta edad que ningún otro ser humano consigue.
La diversión es un territorio que va más allá de una simple sonrisa, aunque es habitual esbozarla en tu rostro siempre que lo estás pasando bien. Tus amigos, familiares, pareja o compañeros de trabajo pueden convertirse en el complemento perfecto que necesitabas para divertirte, pero el paso de la edad, sobre todo a partir de los 40 años, hace más difícil que nos sintamos alegres y dediquemos una parte de nuestro tiempo a aquello que realmente nos divierte.
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Sentirte como un bebé, sin preocupaciones en el día a día y mostrando su inocencia que les hace únicos. Seguro que has tenido este pensamiento en más de una ocasión mientras piensas en recuperar ese niño interior y volver a divertirte como cuando vivías con tus padres y únicamente ponías en práctica aquello con lo que eras feliz. ¡Por ello hoy te traemos un listado con las razones por las que dejamos de divertirnos junto a algunas sencillas soluciones para este problema!
5 motivos por los que dejamos de divertirnos
Una sonrisa tiene el poder de cambiar el mundo y convertirse en el revulsivo que necesitan tus seres queridos que no están pasando por su mejor momento, ya sea a nivel personal o profesional. Sin embargo, nuestra manera de comportarnos cambia de forma sustancial cuando alcanzamos una cierta edad hasta dar la sensación de que estamos enfrentados y cabreados con el mundo que nos rodea.
A continuación te dejamos los principales motivos por los que dejamos de divertirnos con el objetivo de que seas consciente de todo lo que debes cambiar en tu vida y poner fin a la sensación de estar envejeciendo a pasos agigantados:
- La pérdida de creatividad: cuando eras joven estabas constantemente innovando y probando cosas nuevas pero ahora tus miedos son mayores, te sientes atenazado en muchas ocasiones y apenas sales de casa en tu tiempo de ocio. Además, esta situación es extrapolable a la relación con tu pareja que puede pasar por una crisis como consecuencia de esta rutina en la que la diversión no tiene cabida. Cada edad tiene sus características propias, por lo que debes adaptar esta creatividad al paso de los años para no dejar de sorprender a los demás ni a ti mismo.
- El miedo al qué dirán los demás: vivimos en una sociedad en la que ser políticamente incorrecto no está bien visto y esto conlleva que no nos mostremos como en realidad somos, con nuestros pros y nuestros contras. Por este motivo dejamos de divertirnos ya que abandonamos nuestra esencia y nos comportamos como personas diferentes e incluso desconocidas para nosotros mismos. Existe una mentalidad errónea que dice que cuando eres adulto debe primar siempre la seriedad, cuando lo más aconsejable es saber diferenciar los momentos que la requieren de aquellos más informales.
- La preocupación excesiva: el estrés y la ansiedad afectan cada vez a un mayor número de personas y se han convertido en unos acompañantes que nos impiden desarrollar nuestro día a día con normalidad. Muchas veces te preocupas por cosas que no son realmente importantes y que te impiden desconectar lo que tu cuerpo y mente necesita. De este modo, la sensación de angustia permanente provoca que las ganas de diversión parezcan una cuestión del pasado mientras que el deterioro a nivel físico y mental es palpable con el paso de los meses.
- Guiarnos por las modas: ¿en qué momento de tu vida empezaste a hacer cosas con las que no te sentías cómodo? Las actividades que siempre te han gustado no debes abandonarlas jamás por muy antiguas que puedan parecer a ojos de los demás. En este sentido, debes tener la suficiente personalidad como para decir no a aquellas cosas divertidas que están de moda y las practican la gente que te rodea sin que a ti te gusten ni aporten nada. Como esta mentalidad no se basa en el autoritarismo, recuerda también que lo que es divertido para ti puede no serlo para otro, por lo que la clave reside en encontrar el equilibrio si compartes tu vida con otra persona.
- No saber apreciar los pequeños detalles: la diversión puedes encontrarla en las reuniones familiares que sabes la hora en que empiezan pero no cuando finalizan, en una cena o comida con tus amigos mientras recuerdas los tiempos de la universidad o mientras ves la película que tanto tiempo llevabas esperando junto a la persona que quieres. Los pequeños detalles son los que marcan nuestras vidas y nos enriquecen como personas, por lo que la diversión produce placer y genera una energía positiva aunque aparentemente no sonriamos de cara a los demás.
Tienes todos los ingredientes para ser capaz de dar el giro que tu vida necesita y abrir de nuevo una puerta a la diversión. ¡Te sentirás con el doble de vitalidad y alcanzarás el máximo bienestar cuando te des cuenta que la diversión no es solo para niños y adolescentes!