Algas: propiedades y variedades
Las algas se han convertido en unos de los alimentos más populares de occidente, a pesar de que son el alimento básico de la gastronomía china (el mayor productor). Alga…
El 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas. Estos insectos que provocan más disgustos que alegrías, sobre todo si estamos en medio de una comida familiar en un día de campo, aportan a la sociedad más beneficios de los que pensamos. Según Greenpeace, se calcula que a nivel mundial existen más de 20.000 especies de abejas silvestres, de las cuales el 10% existen en nuestro país.
En una sola jornada, una abeja puede visitar más de mil flores. Las abejas melíferas son una de las especies de polinizadores más eficaces, ellas recogen néctar y polen y, así, ayudan a que las plantas puedan producir sus frutos y semillas. De hecho, la importancia de la polinización de las abejas es tal que tres de cada cuatro cultivos que producen frutos o semillas para consumo humano dependen, al menos en parte, de los polinizadores.
Además de que la polinización es fundamental para que las plantas en flor produzcan cualquier tipo de semilla y de frutas, el intercambio de polen entre las flores es un proceso fundamental para el mantenimiento de la vida sobre la tierra. “La polinización constituye un proceso fundamental en los ecosistemas terrestres, tanto los naturales como los gestionados por el hombre. Es vital para la producción de alimentos y los medios de vida de los seres humanos y vincula directamente los ecosistemas silvestres y los sistemas de producción agrícola. La gran mayoría de las especies de plantas floríferas solo producen semillas si los animales polinizadores transportan el polen de las anteras a los estigmas de sus flores. Sin este servicio, muchos de los procesos y especies relacionados entre sí, en el marco de un ecosistema, desaparecerían”, según explica la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Aproximadamente el 80% de todas las especies de plantas con flores necesitan ser polinizadas por animales y conforman un 35% de la producción agrícola mundial. Además, los polinizadores son esenciales para mantener o aumentar la producción de las 87 especies de cultivos que alimentan al mundo. Además, según el Instituto Nacional Francés de Investigación Agronómica la aportación de los polinizadores a la agricultura mundial está de media en más de 200.000 millones de dólares al año (casi 190.000 millones de euros).
“En España, los cultivos sometidos a polinización por abejas son principalmente los árboles frutales (almendro, melocotonero, cerezo, ciruelo, manzano, peral), las leguminosas forrajeras (alfalfa, trébol), las cucurbitáceas (melones, pepinos, calabazas, calabacines, berenjenas) y otros cultivos hortícolas (fresas, frambuesa, espárragos, zarzamora, tomate), las plantas para la extracción de aceite (girasol, colza), las fibras textiles (lino, algodón), entre muchas otras, constituyen una lista parcial de vegetales que dependen necesariamente o al menos se ven favorecidos por la acción polinizadora de las abejas”, explican desde la Fundación Amigos de las Abejas.
De hecho, la celebración del Día Mundial de las Abejas tiene varios objetivos entre ellos destacar la importancia de proteger a las abejas recordando los beneficios que tienen los polinizadores, y como consecuencias, detener la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas, y de esa manera contribuir al logro de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible llevados a cabo por la Organización de las Naciones Unidas.
1. Dietas más saludables. Las abejas mejoran nuestras dietas porque muchos de los alimentos nutritivos y ricos en micronutrientes -como las frutas, algunas hortalizas, semillas, frutos secos y aceites-, desaparecerían si no hubiera polinizadores como las abejas.
2. Nos dan miel. De todas las especies de abejas que existen (hablamos de más de 20.000), solo siete producen miel. Concretamente, las abejas melíferas occidentales producen 1,6 millones de toneladas de miel cada año. La miel, además de ser un edulcorante natural por excelencia tiene propiedades antibacterianas y antisépticas.
3. Destacan por su ética profesional. Según explican desde la FAO, “una sola abeja melífera suele visitar unas 7.000 flores al día, y se necesitan cuatro millones de visitas para producir un kilo de miel”. Además, añaden, “cada abeja forma parte de un equipo que trabaja incansablemente para contribuir al crecimiento y productividad de su colmena recolectando la máxima cantidad posible de polen, polinizando al mismo tiempo numerosas especies de plantas”.
4. Mejoran el sabor de nuestros alimentos. “Las plantas polinizadas adecuadamente producen frutas y hortalizas más grandes, uniformes y sabrosas”, afirman desde la organización. Además, aumentan la producción de alimentos y la seguridad alimentaria. De hecho, existen estudios agrícolas que han constatado que cuando la polinización se gestiona adecuadamente, el rendimiento agrícola aumenta de media un 24%.
6. Mantienen la biodiversidad. “La polinización es uno de los procesos más importantes de la naturaleza que contribuyen a la biodiversidad. Ayuda a producir una gran variedad de plantas, muchas de las cuales también son cultivos alimentarios. Se estima que el 90 por ciento de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse. Y aunque a menudo se pasa por alto, las abejas y la apicultura forestal contribuyen igualmente a mantener los ecosistemas forestales, ya que la polinización ayuda a regenerar los árboles, lo que a su vez contribuye a conservar la biodiversidad forestal”, aseguran desde la FAO.