Aprovecha las vacaciones de Navidad para hacer ejercicio
Todos sabemos los beneficios que tiene la actividad física en nuestra salud, pero cobra más importancia en estas fiestas cuando las comidas copiosas son las protagonistas. No tiene que ser…
Radicales libres, envejecimiento prematuro y estrés oxidativo son tres términos de los que conocemos sus entresijos en profundidad gracias a la mayor concienciación existente hacia el desarrollo de un estilo de vida saludable. A pesar de que el daño oxidativo en el deporte es una de las causas por las que los profesionales se retiran a una edad muy temprana, el sedentarismo y otros factores como la contaminación o el consumo de tabaco también influyen en el desarrollo de los radicales libres.
Entre las soluciones naturales para combatir el daño oxidativo sobresale el cuidado de la alimentación. Frutos rojos, manzanas, fresas, arándanos, uvas, pimientos rojos y pescados con un alto contenido de Omega 3 como el atún o la caballa son algunos de los productos imprescindibles en tu dieta cuando piensas en frenar la cantidad de radicales libres. Comer 5 piezas de frutas y verduras al día contribuye en esta tarea.
El tiempo dedicado al descanso debe ser el adecuado para reorganizar de nuevo todo el organismo y recuperarte de la fatiga acumulada. Tan importante es la práctica de ejercicio como el tiempo de recuperación cuando sigues un plan de entrenamiento, sobre todo en los días previos a tu participación en una carrera popular. En este sentido, el calentamiento previo al inicio de una actividad física facilita la llegada de los nutrientes necesarios al músculo a través de los vasos sanguíneos.
En caso de que no dispongas del tiempo necesario para realizar ejercicio de manera habitual, ¿por qué no optas por caminar en lugar de utilizar el transporte público para ir y venir del trabajo? Y para los que os gustan los retos, caminar 10.000 pasos diarios es la mejor opción por sus beneficiosas propiedades para la salud. Evita las horas centrales del día, en las que el sol brilla con más fuerza, para no sufrir el daño oxidativo procedente de las radiaciones solares.
Nuestro organismo comienza su envejecimiento desde el mismo momento en el que nacemos. Sin embargo, este puede manifestarse rápidamente en nuestras vidas si no nos cuidamos lo necesario.
Cuando cumplimos los 30 años puede suceder que los hombres y mujeres tengan la piel más seca y aparezcan algunas manchas, erupciones cutáneas, moratones que tardan más tiempo en difuminarse y las primeras líneas de expresión. Si eres una persona deportista notarás cómo se incrementa el tiempo de recuperación tras un entrenamiento y sientes agarrotamientos y calambres en tus piernas.
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Este envejecimiento prematuro también se manifiesta con la aparición de arañitas en nuestro campo de visión como consecuencia de una pérdida de la elasticidad de los vasos sanguíneos, un síntoma inequívoco de un empeoramiento en la circulación. Sequedad ocular y dolor de cabeza son otros dos signos del envejecimiento, a lo que puede sumarse la dificultad para respirar con normalidad.
Las canas en el cabello son muy significativas del envejecimiento celular que estamos experimentando, apareciendo por una bajada de la catalasa. Una menor capacidad para concentración, el rápido agotamiento al hacer ejercicio, el sueño constante, las aparición de tendinitis, la pérdida de cabello y la fragilidad de las uñas también reflejan este proceso de envejecimiento. Por este motivo resulta imprescindible conocer los síntomas para encontrar soluciones naturales que ayuden a combatir el daño oxidativo.
Con el paso de los años, y de manera progresiva, disminuye la producción de colágeno en nuestro cuerpo. Por este motivo se pierde nuestro aspecto juvenil y comienzan a deteriorarse los huesos, cartílagos y articulaciones.
El colágeno se descompone poco a poco y los fibroblastos reemplazan las fibras rotas de colágeno por otras nuevas. Esta capacidad se reduce con el tiempo, sobre todo a partir de los 30 y 40 años, y la malla de colágeno que actúa a modo de sostén natural de nuestro cuerpo sufre una serie de cambios: flacidez, descolgamiento, etc.
Como ya mencionamos en un artículo anterior en el que se trataba acerca de las similitudes y diferencias entre colágeno y silicio, se trata de una proteína que compone el 30% de nuestro cuerpo y es la encargada fundamentalmente del movimiento. Si ya tenemos una edad, ¿tú no lo repondrías sabiendo cómo impacta en el organismo?