Los deportes de montaña: un buen antídoto contra la depresión

Según los últimos datos estadísticos el 3% de la población mundial sufre depresión, siendo la población femenina la más afectada, con una incidencia dos veces superior a la masculina.

En palabras de Jerónimo Saiz, miembro del comité ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría, el deporte moderado es una recomendación genérica que se hace en muchas patologías psicológicas incluida la ansiedad y en casos de depresión leve y moderada. De forma específica, podemos decir que los deportes de montaña han ayudado a muchas personas a superar traumas o trastornos psicológicos. Estos colaboran a paliar en gran medida los síntomas de la depresión. Así podemos atrevernos a asegurar que los deportes de montaña son un antídoto contra la depresión.

Pero vayamos por partes. Para empezar, tenemos que entender de qué estamos hablando cuando usamos la palabra depresión.

¿Qué entendemos por depresión?

La palabra depresión procede de depressus que significa abatido o derribado, con esto ya nos vamos

haciendo una idea de la profunda incomodidad que conlleva este estado de ánimo.

Así, la depresión es el diagnóstico psicológico o psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo que puede ser transitorio o permanente. Se caracteriza por infelicidad, sentimientos de abatimiento, culpabilidad, falta de motivación… Además, provocaría una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas de la vida cotidiana.

Síntomas de depresión

En la actualidad existe una clasificación que incluye diferentes tipos de depresión, si bien, todas ellas comparten una misma condición. Todas afectan principalmente a la esfera afectiva con una sintomatología consistente en varios de estos elementos. A mayor número de síntomas, mayor gravedad del trastorno.

  • Tristeza constante
  • Impotencia
  • Decaimiento
  • Irritabilidad
  • Sensación de malestar
  • Frustración por la vida
  • Disminución del deseo sexual
  • Falta de motivación
  • Disminución del rendimiento en el trabajo
  • Falta de interés absoluto por la producción
  • Pensamientos pesimistas recurrentes
  • Sentimientos de culpabilidad

Factores de predisposición

En la aparición de la depresión influyen factores de origen genético, biológico y psicosociales.

Así, a nivel biológico, tenemos estudios recientes que demuestran que la depresión está asociada a una respuesta inmunitaria crónica de bajo grado. Esto aumentaría el estrés oxidativo y la aparición de una respuesta autoinmune que contribuye al desarrollo de la depresión. Por lo tanto, personas con una alta carga inflamatoria serían tan vulnerables cómo los que tienen predisposición genética. Para ambos grupos, trastornos agudos o situaciones psicosociales de riesgo serían elementos potencialmente desencadenantes de los síntomas de depresión.

Esta carga inflamatoria podría estar originada por patologías como:

  • Asma
  • Enfermedad cardiovascular
  • Diabetes
  • Alergias
  • Enfermedad celiaca
  • Esclerosis múltiple
  • Parkinson
  • Artritis reumatoide
  • Enfermedad de Crohn
  • Enfermedad periodental

Entre los factores ambientales o psicosociales predisponientes podemos destacar:

  • Violencia en el ámbito domestico
  • Situaciones de desarraigo
  • Separación de la familia de origen
  • Paro de larga duración
  • Acoso escolar o laboral
  • Trauma agudo por cualquier causa: accidente, perdida grave, agresión…
  • Mudanza o cambio de trabajo
  • Mala alimentación
  • Obesidad
  • Tabaquismo
  • Dificultades del sueño
  • Deficiencia de Vitamina D
  • Inactividad física y vida sedentaria

Señales de alerta

La depresión puede tener importantes consecuencias sociales, laborales y personales, por lo que interesa estar atentos a las señales de alerta, ya que pocas veces es un trastorno que aparece de repente. La gran mayoría de las veces hace su aparición de forma sigilosa y, cuando nos queremos dar cuenta, ya está instaurada.

Los siguientes items suelen anteceder a los síntomas de depresión más propiamente dichos, convirtiéndose en señales que nos hablan de qué algo puede estar pasando a nivel anímico:

  • Falta de interés hacia uno mismo
  • Cambio de aspecto personal hacia peor: ropa deslucida, demacrado, delgado, pálido, desaseado, despeinado…
  • Tono de voz bajo
  • Falta de apetito
  • Constante tristeza
  • Llanto fácil o repentino sin motivo
  • Sensibilidad extrema a los cambios
  • Disminución de la atención
  • Ideas pesimistas recurrentes
  • Ideas hipocondríacas recurrentes
  • Alteraciones del sueño
  • Falta de interés sexual

La montaña, un buen antídoto contra la depresión

Cómo hemos podido ver, la falta de actividad física, la vida sedentaria y los hábitos que trae consigo, representan uno de los facilitadores más importantes de la depresión. Además de la ausencia de ejercicio físico, que nos impide recibir los beneficios que este conlleva, el sedentarismo incluye otros aspectos negativos para la salud psíquica. Ya que implica la restricción en las relaciones sociales, lo que crea el caldo de cultivo perfecto para la aparición de la depresión.

El Dr. Jerónimo Saiz explica que el ejercicio habitual mejora los niveles de serotonina, por lo que es positivo para ayudar a salir de este tipo de enfermedades. Además de mejorar la electroquímica cerebral, los deportes de montaña tienen otros efectos positivos sobre la salud mental de las personas que los practican. El Dr. Saiz afirma que la práctica de deportes al aire libre mejora la autoestima, por lo que caminar, correr, escalar, esquiar… pueden ser un buen complemento en los tratamientos de la depresión.

Por otra parte, las actividades de montaña nos permiten beneficiarnos del oxígeno puro de los bosques lo que es muy positivo para la respiración celular y la oxigenación cerebral. También sabemos que los colores influyen en nuestros estados de ánimo, siendo el verde de la naturaleza el color que nos aporta paz y equilibrio emocional. Así mismo, la exposición segura a los rayos de sol ayuda a combatir la falta de vitamina D, otra de las causas de depresión que hemos enumerado anteriormente. Todo ello hace posible que las actividades de montaña sean un verdadero antídoto contra la depresión.

Ir a la montaña de forma segura

En las últimas décadas han proliferado gran diversidad de ofertas que acercan la montaña a perfiles de personas cada vez más amplios. Ahora mismo no hace falta ser un experto para subir una cumbre, bajar un barranco, adentrarte en las profundidades de una cueva o descender rápidos en kayak. Por otra parte, podemos encontrar el equipamiento adecuado para estas actividades a precios realmente competitivos. Todo esto facilita que la aventura en las actividades de montaña sea realmente asequible, atractiva y esté al alcance de todos.

Pero no podemos olvidar que la naturaleza es imprevisible y que en cuestión de minutos su grata compañía puede convertirse en nuestra peor pesadilla. Tenemos que estar preparados y saber cómo actuar en tales circunstancias.

Aquí algunos consejos generales para que esta incursión en la naturaleza en busca de serotonina nos traiga todos los beneficios deseados y ningún contratiempo:

  • Sigue la máxima: planifica, equípate y actúa con prudencia.
  • Elige la actividad en función de tu condición física y tu experiencia.
  • Busca datos básicos sobre la actividad a realizar: duración, desnivel, dificultad técnica…
  • Consulta la meteorología de la zona y las condiciones del terreno a transitar: nieve, río caudaloso, etc.
  • Deja dicho a alguien dónde vas y cuándo piensas regresar.
  • Lleva cargado el móvil.
  • Ropa y calzado acorde con la actividad.
  • Ropa de abrigo y chubasquero, aunque sea verano.
  • Gorra, gafas de sol y protección solar adecuada a tu piel.
  • Mapa de la zona y GPS que nos permita saber en todo momento dónde estamos y cuánto camino nos queda por recorrer.
  • Suficiente agua y algo de comida. Aunque no pensemos comer fuera de casa es necesario reponer glucosa e hidratarse.
  • Planifica la actividad con márgenes de tiempo suficientes para que no se haga de noche en el camino.
  • No te separes del grupo, no dejes a nadie solo y chequea que todos van bien. En la montaña es importante volver todos y volver amigos.
  • Si vas a salir a la montaña con frecuencia no está de más federarse.
  • Consulta el mapa con frecuencia.
  • Estate atento a las nubes, a los cambios en el viento, en definitiva, a los cambios de tiempo.
  • Y, sobre todo, ten en cuenta que una retirada a tiempo siempre es una victoria. Más vale dejar la actividad para otra ocasión, antes que verte envuelto en un problema real. Siempre podrás volver y la próxima vez con más experiencia.

El papel del Guía Profesional de Actividades de Montaña

Una interesante opción a tener en cuenta es contratar un guía profesional que se ocupará de que todo salga bien. Los guías en España están divididos en niveles profesionales que los habilitan para diferentes grados de actividad en la montaña. Sus funciones y marco de actividad están claramente delimitadas, con lo que vas a poder encontrar guías especializados en senderismo, escalada, barrancos, espeleología y alta montaña. Así que siempre podrás buscar aquél que más se adapte a tus planes.

El guía se encargará de planificar hasta el más mínimo detalle, facilitar el material necesario sí tú no tienes, se hará cargo de los seguros y permisos que requiera la actividad, alojamiento… Por otra parte, se ocupará de que tu seguridad esté garantizada en todo momento, que la actividad te resulte motivante y qué disfrutes a tope de la experiencia. En España, país montaña y roca, tenemos grandes profesionales que te pueden acompañar en tu aventura garantizando que la experiencia sea inolvidable a la vez que segura.

La figura del guía benévolo y el garante

Ya que hablamos de guías profesionales, quiero introducir someramente un concepto jurídico que funciona en la montaña y que nos puede traer problemas sí no lo conocemos, porque como se suele decir “el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento”.

Queremos hablar aquí del Guía Benévolo y del Garante.

Cuando sales a la montaña es muy habitual que no todas las personas tengan la misma experiencia, siempre hay alguien que sabe un poco más, o ha tomado la iniciativa siendo quien propone la actividad. Incluso quien en determinado momento comienza a tomar un papel de líder decidiendo sobre el terreno temas cómo el itinerario, las paradas. etcétera.

Así, al margen de la planificación y las tareas previas, el Guía Benévolo sería el montañero que durante la actividad lidera al grupo, toma decisiones y ostenta una posición de líder frente al resto.

Por otra parte, estaría la figura del Garante que sería aquella persona del grupo con más experiencia en la actividad, aunque no quiera asumir responsabilidad alguna.

Cuento esto, porque una vez en la montaña, si pasara algo, van a ser a estas dos figuras a las que se les va a pedir responsabilidades jurídicas, y en las que van a recaer las posibles investigaciones y, llegado el caso, denuncias.

Así que mi recomendación es que sí eres tú quien organiza y asumes el papel de líder, líderes de verdad. No dejes nada a la improvisación, ten claras las cosas y vigila que el grupo al que guías haga bien su parte y te haga caso. Asegúrate de que todos lleven el agua y la comida necesaria, ropa de abrigo y calzado apropiado, que estén en las condiciones físicas adecuadas para seguir la actividad, planifica las paradas para evitar el agotamiento… Y valora si puede compensar dejar en manos de un guía profesional la actividad para evitar complicaros innecesariamente. En fin, todo lo que haga falta para que podáis disfrutar de la actividad de montaña y que ésta se convierta en un chute de serotonina y un auténtico antídoto contra la depresión.


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  • 22/01/2020 - 10:23
    Isabel

    Superinteresante y muy bien escrito. Lo he enviado a muchos de mis contactos. Me encanta

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