Cómo desconectar de verdad en vacaciones
“El descanso es la parte más infravalorada del entrenamiento” Javi Guzmán, Coach y Guía de Escalada Escribo este post desde un rincón en los Ancares leoneses. Es el fondo de…
Todos sabemos que la psicología general nació con el objetivo de ayudar a las personas con trastornos psicológicos, por lo que desde hace siglos su voluntad consiste en sanar a aquellos que se encuentran enfermos y padecen problemas mentales que les afectan en su vida cotidiana.
Hace ya varias décadas floreció una corriente innovadora que ponía de manifiesto que era innecesario encontrarse enfermo para que la psicología pudiera aportar una mejora en la calidad de vida de las personas. Nos referimos a la psicología positiva, y esta sí es menos conocida que la psicología general a la que estamos acostumbrados.
Centrada en los principios que rigen la felicidad humana, la psicología positiva se focaliza en la mejora permanente del equilibrio del bienestar psicológico y no en la enfermedad. Sus padres, a principios de los años 90, fueron el profesor Martin Seligman y el investigador Mihály Csíkszentmihályi, este último muy reconocido por escribir Flow, un best seller en el que hace referencia al fluir entendido como un estado de gracia en el que caemos cuando hacemos aquello que nos apasiona.
En este estado de conciencia, en el que apenas tenemos noción del paso del tiempo, la concentración y el disfrute provocan que no seamos conscientes de qué ocurre a nuestro alrededor. Un ejemplo de Flow sucede en el puesto de trabajo: los artesanos se centran en la creación de un artículo y el Flow se desarrolla con la continua repetición de los mismos movimientos sobre la arcilla. Otro ejemplo es el de un patinador profesional como el campeón mundial Javier Fernández: su concentración es máxima mientras desarrolla el ejercicio, tiene automatizado cada uno de sus movimientos y está centrado al 100%; es justamente ese fluir por el que contemplamos dicha maravilla visual.
Completa este apartado de la psicología positiva huyendo de la tristeza, un sentimiento que no debe atraparte para ser capaz de encontrar un modo diferente de alcanzar la felicidad. Tú y solo tú tienes que afrontar esta elección: ¿cómo te quieres sentir? El timo es una glándula situada entre los pectorales que debes golpear suavemente cuando te sientas triste y apático, acompañado de otras acciones como saltar, ponerte música, llamar a tu mejor amigo o dejando fluir tu imaginación pensando que acabas de comenzar unas vacaciones.
Siente el instante en el que estés lleno y para. Apuesta por los sabores más naturales presentes en las frutas y verduras de temporada, incluso podrás darte algún capricho. Elimina de tu alimentación algunas toxinas innecesarias como los refrescos azucarados, cada vez más en el ojo del huracán.
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