8 consejos para alcanzar la resiliencia y vivir mejor
Con estos 8 consejos para alcanzar la resiliencia de manera natural vivirás mejor y serás capaz de ver el lado positivo de las cosas en contextos críticos.
La vida depara momentos en los que la felicidad nos invade y debemos disfrutar al máximo con otros en los que prima la adversidad y cada una de las situaciones parece que suceden en nuestra contra. ¿Realmente el mundo está enfrentado a nosotros? Es en estos instantes, en los más difíciles, cuando debemos sobreponernos gracias a la resiliencia y ser todo lo fuerte que podamos para superarnos de nuevo, como otras tantas veces, y salir fortalecidos.
Ver el lado positivo de las cosas en contextos críticos nos permite adaptarnos a ellos con absoluta consciencia de que nuestra felicidad depende de las decisiones tomadas y de cuál sea el grado de fortaleza a nivel personal. Por lo tanto, una persona resiliente no destaca por su frialdad, a la que parece que nada le afecta, sino por ser capaz de afrontar con positividad cada uno de los avatares que presenta la vida sin que la palabra rendición forme parte de su vocabulario.
La resiliencia actúa, salvando las distancias, como el Ave Fénix que resurge de sus cenizas en sus peores momentos. La persona resiliente no nace, se hace a lo largo de los años a través de las diferentes experiencias vividas. Aunque no es una ciencia exacta, sí existen múltiples consejos para alcanzar la resiliencia de una manera natural. ¡Se trata de una cualidad con la que verás el mundo con alegría!
- Tú eres tu aliado principal: confía en ti en cada uno de los movimientos que des en tu vida ya que tendrán unas consecuencias por muy pequeños que parezcan en un principio. La seguridad es imprescindible para alcanzar el éxito y la resiliencia. ¿Cómo te verán seguro aquellos que están a tu alrededor si tú no estás convencido al 100% de lo que estás haciendo?
- Asumir las dificultades como un nuevo aprendizaje: cada día vivimos situaciones que nunca antes nos habían ocurrido. No todas son positivas, por lo que debemos ver los momentos de crisis como una oportunidad para crecer e incrementar nuestra experiencia vital. Desde esta perspectiva resiliente, el aprendizaje diario será mayor y no nos iremos a dormir sin haber adquirido ningún conocimiento nuevo. Este aprendizaje lo podremos utilizar en el futuro de un modo natural sin sufrir estrés o ansiedad cuando aparezca una nueva crisis.
{{cta(‘3d7e25d0-449c-46b3-81fd-8ad85e5bd42c’,’justifycenter’)}}
- No magnificar los problemas: suficientes obstáculos tenemos en nuestro día a día como para ver fantasmas en aquellos lugares en los que no los hay. Es un error dar vueltas al mismo asunto de forma constante. Por ejemplo, aquello que inicialmente había sido un simple cruce de palabras se puede transformar en una grave discusión en la que incluso os dejéis de hablar durante semanas.
- Disfruta de los pequeños y grandes placeres que nos brinda la vida: hazlo rodeado de familiares y amigos, dos de los pilares fundamentales que dan forma a nuestro saludable estilo de vida. Ellos te quieren como eres, con tus pros y tus contras, se han ganado tu confianza para que puedas contarles cualquier preocupación y te apoyan en los buenos y malos momentos. Las relaciones sociales contribuyen a que extraigas ese lado positivo de las cosas que tanto cuesta en ocasiones.
- La sonrisa en todos los ámbitos de la vida: relativizar los problemas permite que salgas airoso de situaciones complejas al encontrar la llave del éxito. Hasta en los peores sueños debes tener una sonrisa que contagie a otros con los que compartas ese momento y se encuentran en la misma situación que tú. Eso es la resiliencia. El equilibrio lo conseguirás cuando mantengas la seriedad en las circunstancias que así lo requieran y saques tu humor cuando el ambiente sea más distendido. En el primero de los casos, una sonrisa puede ser el desencadenante necesario para encontrar una solución a los problemas.
- Empatiza con el mundo que te rodea: en un escenario global como el actual, en el que conocemos las noticias del otro extremo del planeta en cuestión de segundos, cada vez hay más personas que únicamente velan por sus intereses. Para sentir los problemas de los demás como los tuyos propios debes comenzar con las personas cercanas que te rodean y dan forma a tu vida. Escúchales, apóyales, establece vínculos y ofrece tu propia visión acerca de sus problemas, siempre desde un prisma constructivo. Una vez lo hagas con naturalidad observarás que, más a menudo de lo que imaginabas, tus problemas son mínimos comparados con los de otras personas a las que quieres.
{{cta(‘f86dfc42-27da-454c-a44a-087720c86444′,’justifycenter’)}}
- Hay momentos para la angustia y otras emociones: está muy bien ser una persona resiliente, pero ante todo eres una persona. No estamos libres de tener pensamientos negativos que generan diferentes emociones como la ira o la culpa haciéndote sentir angustiado. El secreto reside en transformar todo ello en entusiasmo, una energía vital por conseguir nuestros objetivos. Es bastante común que nos mantengamos firmes por orgullo en una solución, la nuestra, que sabemos no es la mejor, pero la resiliencia te llevará a escuchar el resto de alternativas para apoyar con entusiasmo aquella que realmente ofrezca el arreglo al problema originado.
- Cuídate física y mentalmente: un colapso mental, en el que el estrés hace acto de presencia, desemboca en la pérdida de la resiliencia para ver siempre el lado positivo de las cosas. Realiza habitualmente las actividades con las que disfrutas. No importa si es tomarte un helado de fresa y nata, jugar a los bolos con tu grupo de amigos o escaparte a la naturaleza en el fin de semana para respirar aire puro con el que cargarte de energía. Esta recuperación física y mental resulta imprescindible para atravesar con éxito las situaciones complejas. También puedes iniciarte en mindfulness para ser plenamente consciente de cada una de tus actividades diarias o practicar yoga en tus horas libres.