Principales causas y síntomas de la depresión en las mujeres

Profundiza sobre esta enfermedad del siglo XXI conociendo las principales causas y síntomas de la depresión en las mujeres. ¡Recupera la calidad de vida!

Las probabilidades que tienen las mujeres de sufrir una depresión es el doble que la de los hombres. Un dato de este calibre encuentra su razón de ser en los cambios hormonales que experimentan estas a lo largo de sus respectivas vidas, incrementándose la susceptibilidad para padecer esta grave enfermedad mental. ¿Es típicamente femenina? De lo que no hay duda es  que el modo de sentir, percibir, pensar y actuar apenas guarda similitudes respecto a los hombres.

Para profundizar más sobre esta enfermedad del siglo XXI, a continuación detallaremos las principales causas y síntomas de la depresión en las mujeres:

  1. Físicas y hormonales: los cambios hormonales afectan a las mujeres desde el instante en el que alcanzan la adolescencia y continúan con ellos, en mayor o menor medida, durante el resto de sus vidas. Coincidiendo con la menstruación se produce una renovación hormonal, que desemboca en la aparición de molestias físicas y notables cambios en el estado de ánimo. En este sentido recomendamos que descubráis los mejores alimentos para acompañar el ciclo menstrual.

La primera regla, el embarazo, el periodo de lactancia, el climaterio, la menopausia o la desaparición de la regla no se perciben por igual en cada mujer. Las hormonas son las responsables directas de cómo nos sentimos en cada momento. Las mujeres tienen una gran carga emocional y natural en cada una de las cosas que hagan, piensen o sientan. Por ejemplo, esta emoción les permite tener una memoria infalible sobre aquellos eventos, acciones y momentos especiales con una trascendencia vital para ellas.

Sin embargo este conjunto de cocktails hormonales también guarda un lado más lúgubre y oscuro, siendo una de las principales causas de la depresión en las mujeres.. Percibir con miedo, angustia, melancolía, preocupación y tristeza cada instante de vida les genera un desgaste permanente que inevitablemente termina pasando factura. Así, las más jóvenes tenéis una menor carga emocional que una mujer en plena madurez. La vejez aporta experiencia, mientras que la memoria del cerebro se encarga de recordar los errores del pasado para no volverlos a cometer.

  1. Exógenas y endógenas: la depresión puede aflorar por diversas causas como la muerte de un ser querido, la pérdida del trabajo, padecer una grave enfermedad durante un tiempo prolongado o no descansar lo suficiente. Todas ellas son llamadas depresiones exógenas. Pero la depresión también puede manifestarse sin ninguna causa previa que la justifique (depresión endógena).

El tratamiento de las primeras resulta más sencillo que en el caso de las endógenas, ya que el paso del tiempo y la ayuda de los profesionales ayudan a superar cada uno de los malos momentos vividos en el pasado y que nos hemos visto obligados a afrontar con la entereza suficiente. Las endógenas son más complicadas y difíciles de superar.

  1. Psicológicas: cualquier trauma vivido durante la infancia puede arrastrar una carga de por vida siempre que no se corrija a tiempo. En el peor de los casos puede ocasionar un trastorno de la personalidad y la aparición de los síntomas de la depresión. Ejemplos: abusos sexuales, aislamiento social, bullying en el colegio, separación de los padres y falta de cariño.

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  1. Genética o ambiente: este apartado refleja la controversia existente entre cuánto somos en función de nuestra genética y qué porcentaje debido al ambiente y las circunstancias de nuestro entorno. La realidad nos dice que somos la suma de ambos factores. La tendencia genética hacia una depresión y la manera de percibir tu día a día hará que puedas sufrir esta enfermedad. Incluso es habitual que la predisposición para heredarla sea mayor si tus padres la han sufrido previamente.
  1. Depresión postparto: aunque pueda resultar paradójico, este trastorno puede manifestarse antes del parto siendo una de las causas de la depresión en las mujeres más significativas.. Se debe fundamentalmente a estos cuatro factores:
  • Físicos: perdemos la confianza en nuestra esencia al evidenciarse la barriguita propia del periodo de gestación. De igual manera sucede al ensancharse la cara o con la mayor dificultad para moverse conforme transcurren las semanas de embarazo. Nos miramos al espejo y no nos gustamos.
  • Emocionales: reímos, lloramos y gritamos. El cuerpo sufre demasiados cambios al mismo tiempo, por lo que esa amalgama hormonal finalmente tiene sus consecuencias.
  • Ansiedad: las madres primerizas se encuentran atemorizadas por las dudas que rondan en su cerebro sobre cómo afrontar con éxito un proceso como este para el que no tienen una experiencia previa.
  • Síndrome del nido: dejar todo preparado para cuando nazca el bebé es el sueño de cualquier madre. Pero el nacimiento puede adelantarse unas semanas. Por ello se vive con una especial intensidad la preparación de la llegada del bebé a casa por primera vez.

Puede darse el caso de madres a las que les cuesta aceptar a sus recién nacidos en un primer momento debido a que les culpan del conjunto de cambios experimentados durante el embarazo. Como sucede en otros escenarios no siempre resulta sencillo el periodo de adaptación a nuevas rutinas.

Principales síntomas de la depresión en la mujer

Hace ya un tiempo que tratamos sobre las 5 vitaminas imprescindibles para la mujer y los motivos por los que tienen relevancia para mantener un estado de salud óptimo. En el siguiente listado se muestran los 10 síntomas que pueden originar una depresión en las mujeres:

  • Apatía: desaparecen las ganas de realizar cualquier tipo de actividad, incluidas por las que siempre hemos sentido auténtica devoción.
  • Dejadez: se incrementa la dificultad para hacer algo, por muy sencilla que sea la tarea.

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  • Procrastinar: apartamos las tareas rutinarias para otro día, y así sucede una y otra vez hasta que nos damos cuenta de la necesidad de dar un giro a nuestra vida.
  • Pérdida de la libido: se reduce el deseo sexual en nuestra vida.
  • Irritabilidad: el número de discusiones se incrementa de manera exponencial. Todo pasa a ser importante cuando la realidad es completamente diferente.
  • Malestar general: no se está bien en ningún lugar, incluso tenemos esa misma sensación durante las vacaciones.
  • Agotamiento: sufrimos un cansancio permanente junto a una sensación de decaimiento que nos acompaña durante todo el día.
  • Baja autoestima: la confianza que tenemos depositada en nosotras se diluye como un azucarillo. Pasamos a ser personas desconfiadas y con dudas en cada uno de nuestros actos.
  • Desequilibrios alimenticios: pueden darse por exceso o por defecto, ocasionando sobrepeso u otros trastornos relacionados con la alimentación.

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